viernes, 15 de junio de 2007

Europa, del sueño a una realidad.

Jeremy Riffkin opina que después de más de treinta años, se ha dado la vuelta a la tortilla y el sueño americano está empezando a dejar paso al sueño europeo y una nueva forma de entender el mundo. En palabras de Riffkin, un “nuevo y atrevido experimento social” que es la nueva Europa. Un estadio que promete llevarla a la conciencia global propia de una sociedad cada vez más globalizada e interconectada; quizás fruto de la propia historia vivida por este continente que resurgió de las cenizas de 1945. Y Riffkin sube a los hombros de la responsabilidad de los más jóvenes este sueño como la esperanza del mundo.

Libertad y seguridad

En estas dos premisas difieren los sueños americano y europeo. En otras palabras, el liberalismo americano y la integración europea. El modelo europeo es un ejemplo más avanzado del nuevo modelo de gobierno trasnacional y el resto del mundo observa atentamente el movimiento europeo, sus éxitos y fracasos de un esfuerzo por “reinventar el arte del gobierno en una era global”.

Una Constitución para todos

El rechazo de la Constitución europea por algunos “estados-nación” no supondría la disolución dado que Europa lleva ya mucho camino andado hacia la integración. Además, se trata del primer documento de su clase en extender garantías del ser humano a nivel de la conciencia global y en reconocer derechos y responsabilidades que abarcan la totalidad de los seres humanos. En resumen, según Riffkin, la Carta Magna europea sería un compromiso con el respeto a la diversidad humana, la defensa de los derechos humanos y los derechos de la naturaleza; aunque todavía representa un futuro por realizar.

La vieja Europa, todo un problema

Martin Wolf, columnista del Finantial Times lo afirma de forma tajante: “Europa se está convirtiendo en una inmensa residencia de ancianos”. Y según Riffkin, “la única salida, a falta de un milagroso aumento de la natalidad, altamente improbable, consiste en abrir las compuertas a millones de nuevos inmigrantes”. Pero a diferencia de Estados Unidos, que ha acomodado todas las sacudidas de inmigrantes de forma relativamente sencilla debido a la disponibilidad de más tierras, Europa tiene su espacio ocupado por diferentes grupos culturales y quedas pocos espacios vacíos para recibir a los recién llegados. La sugerencia de Riffkin sobre este aspecto, para el éxito o el fracaso de este emergente sueño europeo, depende, en gran medida, “del modo en que la actual generación de europeos aborde las cuestiones de la natalidad y la inmigración”.

Nueva definición de ciudadanía

El concepto de ciudadanía está cambiando a medida que se ajusta a las necesidades de un mundo globalizado. En este sentido, los activistas prefieren usar el término “derechos humanos”, unos derechos que comenzaron a operar en serio con la constitución de las Naciones Unidad en 1945 y que más tarde con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La pena capital

Si en algo difiere Estados Unidos de Europa es la pena de muerte. La oposición de los europeos a esta práctica está profundamente arraigada en su conciencia, aún esa persona cometa los mayores crímenes.

Un ejército por la paz
Los pilares sobre los que se asienta la política exterior y de seguridad europea son, en primer lugar, la nueva definición del papel de la implicación militar que toma el rumbo del mantenimiento de la paz y la intervención humanitaria; y en segundo lugar, el apoyo económico como instrumento de la política exterior “con el que consolidar una mayor cooperación entre los pueblos y los países”. La OTAN, en este contexto, cada vez queda más alejada de la Unión y tarde o temprano, los europeos tendrán que formar su independencia militar, quizás, a un alto precio.

Como conclusión
Jeremy Riffkin plantea como interrogante si finalmente el sentido de la esperanza de los europeos es lo suficientemente sólido como para abordar la tarea de sostener una nueva visión de futuro. “Los sueños exigen optimismo, tener la sensación de que es posible materializar las esperanzas que se albergan”, característica que presentan los estadounidenses y que los europeos algo menos, debido en gran parte a algunos de los fallos que experimenta la unión entre naciones y por el transcurso de la primera mitad del siglo XX.

Escrito por politicamariagimenez

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