lunes, 25 de junio de 2007

Cuando no tienes porque mentir

"Cuando no tienes por que mentir, las verdades se acercan a ti y te abrazan. Y caminas con la sinceridad, y las dudas te dejan pasar, y las pasas."

Somos los guiños de una musa sin alas, en mi caso ella siempre esta parapetada entre los párpados de la inconsciencia pero la atraigo hacia mi y entonces se vuelve loca, maquína, hace y deshace los nudos de mis pensamientos y deja pasar la locura, la cordura, todo junto, hasta que mis dedos se vuelcan indomables sobre un teclado lleno de su sangre.

Sólo escribo para amarrar mi cordura, en ocasiones se escapa a pasear sola por las llanuras de un mundo real que no la atrae demasiado y me deja loco y ciego, abandonado en la camisa de fuerza de otro mundo al que quizás amo demasiado.

En esos momentos es cuando mi mirada se torna plateada y las fauces de la memoria, presente y futuro se enganchan a mis neuronas, ávidas de contactos en los que mi corazón se sienta vivo, ya sea por tristeza o alegría de los días que fluyen, sin darme cuenta de como pasa el tiempo.

Y sobrevuelo al cansancio.

Creo que estoy aminorando la marcha al precipicio que tanto me atraía, creo que en otra vida ya divisé su fondo, que conozco cada aullido que emerge de su oscuridad, de mi miedo. Ya no temo a las dudas porque en el fondo siempre supe las respuestas. Ya no temo ni amo a ese espejismo que se ha ido diluyendo con el tiempo dándome sin saberlo todos los datos, todos los motivos, todas las simientes.Y ahora adivino que solo sembró vientos...

Creo que he vuelto a escuchar las voces en el agua de quienes se fueron, dejándome el legado de seguir sin ellos, dejándome la prueba mas dura de mi vida. Y con creces lo estoy haciendo.Porque aunque divago en la noche y a veces me adelanto a mi desgracia, hay otras vidas que me sujetan al cielo descubierto de mis alegrías. Que sucumbo al encanto de la riada de sangre caliente que corre por las venas de mi destino. Que lo acepto gustoso pues he visto en él, las luces del puerto del descanso que tanto busqué.

Escribo y tiemblo, en este momento en el que de mis dedos fluye un hilo de sangre incontenible se que me dejo en las líneas, se que me vacío y me lleno y que la sangre que cubre el teclado es sangre que difunde lo que soy.
No tengo miedo al infierno que me espere. Mis letras irán conmigo en ese camino.

Como tarjeta de presentación ante lo que sea que me esté aguardando. Y se que no será fácil resolver el jeroglífico de alguien como yo.

Pero sólo tengo esto para poder inscribirme en la historia de la vida.

Sangre en los dedos, el corazón en la mano, la sinceridad y la franqueza de quien ha sabido encajar la verdad y la mentira sin morirse.

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