En el calmo silencio del crepúsculo
En el calmo silencio del crepúsculo
descubro tus ojos en el mar
cuando tu voz, como una fruta dulce,
resuena en el fondo de un aljibe.
Lejos, más allá del vino y la memoria,
el viento apaga la tarde
mece con dulzura una palmera
e indetenible como el humo,
se ciñe a tu recuerdo y regresa tornándolo inflexivo.
Entonces distraída, detenida un momento,
quieta para no ser sorprendida por ningún ademán,
fluyen las palabras que reposadamente pronunciadas,
son musgo y alas.
Pisadas del olvido,
agua serenada,
ruido de nubes,
conversación de aguas…
y me quedo frente al mar ensimismada.
Escrito por Musaraña
Matalascañas 24.06.1992
descubro tus ojos en el mar
cuando tu voz, como una fruta dulce,
resuena en el fondo de un aljibe.
Lejos, más allá del vino y la memoria,
el viento apaga la tarde
mece con dulzura una palmera
e indetenible como el humo,
se ciñe a tu recuerdo y regresa tornándolo inflexivo.
Entonces distraída, detenida un momento,
quieta para no ser sorprendida por ningún ademán,
fluyen las palabras que reposadamente pronunciadas,
son musgo y alas.
Pisadas del olvido,
agua serenada,
ruido de nubes,
conversación de aguas…
y me quedo frente al mar ensimismada.
Escrito por Musaraña
Matalascañas 24.06.1992
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