Por eso ...
Porque de noche me hablo de tú con los relojes, porque mi casa queda al final del ride y siempre es principio. Porque la mejor cena son unos ojos desflemados con alcohol cruzando el Callejón del Cigarro Encendido. Porque las calles se miden en pie-humano para olvidarnos de las K muertas que preceden la sugestiva m. Porque el mijitorio queda al otro lado del túnel en colindancia con el paraíso, el monógamo lugar a donde el Rey va solo. Porque adoro mi voz quemada, la cerveza sin quemar, al poeta que quema duro y la ceniza que me tuesta despacito las poesías cuando ya todos se han dormido, o cuando nadie ha regresado de tal viaje aún. Porque el suelo está muy lejos cuando te acuestas en él para ver las estrellas, que a veces, son las damas más cercanas en muchos pies a la redonda. Porque regreso a ser músico, porque regreso a estar loco, porque regreso a ser cazador. Por eso vengo a Guanajuato, que no es capital del Estado, como sí capital de mi espíritu vago. Vago. Vago en ser y verbo en presente. Vago.
Posted in Poeticalóidica, Cronocrónica
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