Amor Canibal
"...Estaba sobre su espalda, me senté en un ángulo de 90 grados con respecto a sus caderas. Separe sus piernas y moví mi lengua para arriba y para abajo haciendo mover para los lados la cubierta de su clítoris. comencé a sentir dos pequeñas protuberancias, a los lados del clítoris...estaba excitada. Continué con los movimientos de lengua, posicioné mi dedo en su perineo. mi lengua estaba en el lugar correcto, y pude sentir en mi dedo su contracción preorgásmica..."
...Se me olvidaba que a ti no te gusta sentir y que mi habilidad para transformar lo prometedor en frustración siempre se desata de manera maravillosa contigo; pensé que ya no quería tocarte, pensé que era mejor idea probarte. Solo quería probarte...¿que de malo tiene?..siempre has sido mi espejo, mi protocolo de reflexión y ahora tenía que liberarte de mi.
¿Canibalismo?, qué manera mas vulgar de nombrar un ritual, ¿es tan difícil comprender al consumo en su fase sagrada? No, lo que hice fue adquirir tu sustancia. siempre dijiste que eras mi espejo.
El "tabú" sólo se instala en la parte animal del cerebro y en personas débiles mentalmente, lo que les impide co-mer, provocándoles vómitos y otras manifestaciones físicas parecidas, a mi no me pasó nada, somos lo que co-memos.
Solo quería saber a qué sabía tu soberbia,-Tomad, comed, éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre- arranqué de una sola dentellada tu clítoris y lo mastiqué despacito y pensé que no sabía lo suficiente, que seguramente habrían otras partes cargadas de mana, ¿a qué sabrá tu corazón?, la cabeza, los senos, los muslos, los dedos de tus pies.
... Te comí entera, así no más, a mordiscos lentos, como si se tratara de un pollo despresado...
¿Qué le vas a decir a tus amantes? ¿cómo les vas a describir lo que sentiste sin hacer que caigan también en la perversa tentación de la fantasía?
"me partió en seis pedazos: cabeza, tronco, brazos, pelvis, muslos, piernas, incluyendo, claro está, manos y pies. Podría haberme partido en ocho, le faltaron mis maravillosas rodillas, el hueso redondo de las rodillas, recubierto con la única porción de carne roja que existe en el cuerpo humano, me devoró así como si fuera un mango verde, a mordiscos "
Nunca sabrás que no me gustaron tus ojos, dicen que cuando la persona pasa de los 35, se endurecen y se agrian, ya no vale la pena comerlos...tus ojos sabían a rencor, me comí tus labios, chupe cada uno de tus dientes...desta-cé tu lengua, pero no la comí...fue mejor y mas satisfactorio arrancarla en pedazos y escupirlos, cada palabra, ca-da decreto, cada expresión con que solías seducir a quien tocara tu canto de sirena, quedó reducido a nada.
No estuvo mal, solo fue el compromiso de amarte como a mi misma, de llevarte dentro, siempre supe que desea-bas ser devorada ¿recuerdas cuando ofrecías tus senos? ¿acaso no era solo una muestra de tu necesidad de sumi-nistrar alimento a toda aquella que fuera objeto de su solicitud, y no solamente al fruto que te negaste?
Lo que hicimos fue una muestra de amor... no solo te amé sino además te deglutí...te adoré, adoré oírte llorar de dolor...sabía que tenías sangre pesada...y no, no solo la sangre, también el corazón, el hígado, los riñones, todo cayó pesado, pero no estuvo mal, quería conocer tu sabor.
Cuando una se enamora de una mujer, lo normal es que quiera besarla. Para mí fue casi lo mismo. Sólo quería probarte. Me gusta la gente fuerte y robusta, sobre todo si son mujeres guapas. Y en mi cabeza comer y ser co-mido es lo mismo...me encontré contigo...
"Yo no tengo la culpa, señor fiscal, de que su complejo de bistec haya sido mas fuerte que el mío...
Sádico Texto: Colibrí.
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