viernes, 6 de febrero de 2009

El curioso caso de Benjamin Button

"El miedo a perder a mi familia me mantiene despierto por las noches"
Brad Pitt se pasó 10 años mirando "de reojo" El curioso caso de Benjamin Button. Le interesaba el relato de Francis Scott Fitzgerald sobre un hombre que nace viejo y rejuvenece con los años. Cierto es que representaba todo lo que el actor odia: un personaje pasivo y un montón de horas en maquillaje, algo que suele rechazar por contrato. Entonces llegó David Fincher. "Dije que nunca trabajaría con prótesis, pero Finch me trajo esta película y a él no podía decirle que no", admite esta estrella de 45 años, padre de seis niños y mitad del conglomerado bautizado Brangelina por los paparazzi. Fincher, que le dirigió en Seven y El club de la lucha, también le ha traído la segunda candidatura al Oscar de su carrera. Puede incluso que su primera estatuilla. Con ella confirmaría lo que en estos casos se trata de reafirmar: que es mucho más que una cara bonita.

"Maquillado, parecía mi abuelo. Pero los míos no notaban la diferencia"
"En el caso del huracán Katrina hubo una mala gestión humana"

Pregunta. Fincher describe el filme como mezcla de tecnología digital y maquillaje. ¿Eso cómo influye en su trabajo?
Respuesta. Como dice Finch, fui el conductor del coche de la interpretación ayudado por la tecnología. Cuando rodaba con otro actor, yo creaba mis expresiones faciales y me grababan con cámaras digitales, mientras veía la secuencia proyectada. Me sorprendió lo liberador que fue algo tan pautado.

P. ¿También el maquillaje?
R. Los de maquillaje mienten más que hablan. Te dicen que son dos horas, y al final me hacían estar a las tres de la madrugada, quieto durante seis horas.

P. ¿Quién se sorprendió más con el resultado: usted, sus hijos o Angelina Jolie?
R. Yo vi a mi abuelo. En cambio, mi familia ni notó la diferencia. Me preocupa (risas).

P. ¿Le ha hecho pensar en su propia mortalidad?
R. Ése fue el mejor regalo de la película. Llegó en un momento muy especial: David acababa de perder a su padre, Eric [Roth, guionista], y a su madre, y cuando llevábamos un mes de rodaje se murió el padre de Angie. Así que la idea de la mortalidad estaba en el aire. Sentíamos que la vida es breve, y eso me llevó a reflexionar sobre lo importante que es no desperdiciar los momentos preciosos. Por eso me rodeo de la gente que más quiero. Mi familia es lo que me mantiene despierto por las noches.

P. ¿Por culpa de tanto cambio de pañales?
R. Eso también (risas). Hay que ser rápido. Pero me refiero al miedo a perder lo que más me importa del mundo.

P. Entre tanto niño, ¿ya pueden disfrutar de algún momento de intimidad?
R. Mamá y papá tienen mucha imaginación. Pasamos por alguna sequía, algún bache, algún momento de caos, aunque en general nos las apañamos.

P. El curioso caso de Benjamin Button también le une para siempre a Nueva Orleans, ciudad en la que usted ha invertido tiempo y dinero tras el huracán Katrina.
R. Yo no digo "el desastre del huracán Katrina". Le llamo "rotura de las compuertas". Un huracán suena a un acto de Dios, y lo que ocurrió allí fue una mala gestión humana. Me encantó estar en Nueva Orleans y servir de catalizador para animar a la gente a que regrese a esta gran ciudad. Quise poner las mejores mentes al servicio de una vivienda justa, asequible, ecológica y con un sentido estético, un modelo que espero continúe el Gobierno y se pueda aplicar fuera de Nueva Orleans en otros países que necesitan casas de bajo coste.

P. ¿Confía en Obama?
R. Estuve en Chicago la noche de las elecciones, y fue un sentimiento increíble. Pero más interesante fue regresar a Berlín para el rodaje de Inglorious basterds [la nueva de Tarantino] y ver cómo nos felicitaban los europeos. Ha sido un gran cambio para el país.

P. ¿Qué nos puede contar de ella?
R. Que es tan exagerada como Quentin. La película de la II Guerra Mundial que pondrá fin a todas las películas de guerra. No sé cómo van a poder hacer otra. Es un homenaje al género, y sólo cuento el principio.

ROCÍO AYUSO - Los Ángeles - 06/02/2009
EL PAÍS

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