Ella es el partido (2008)
Aunque el póster diga lo contrario, no estamos ante una nueva comedia romántica estúpida y sin sentido. Incluso la traducción del título original (’Leatherheads’) es un burdo artificio de la distribuidora para creer al personal que vamos a ver un juego mdel gato y el ratón entre Zellweger y Clooney. Ni mucho menos. ‘Ellas es el partido’ es la mejor comedia no-blockbuster que se ha estrenado entre tanto efluvio calentorro.
George Clooney puede tener más o menos detractores, incluso arrastrar fobias por su perpetuo encasillamiento facial, con unos tics que nos sabemos de memoria y repite en cada producto, pero en su contexto necesario y con una trama impecable, el actor-director sale siempre ganando.
‘Ella es el partido’ está hecha por y para Clooney, donde brilla de forma visible y convence a quien se sienta durante hora y pico para que le cuenten una historia. Este film tiene historia y la explota por completo. Una maravilla que reluce gracias a la incompetencia de sus competidoras en la cartelera.
Ambientada en la América de 1.925, Dodge (Clooney) es un cuarentón que sólo sabe jugar al fútbol americano con un equipo de mediocres, hasta que finalmente los fondos se agotan. Agobiado por la falta de rumbo en su vida, Dodge perpetra un plan para profesionalizar el juego que incluye al universitario y héroe de guerra Carter (Krasinski), cuyo ambicioso agente (Pryce) da por bueno el trato para encumbrarlo a las masas. Sin embargo, nadie cuenta con que la audaz Lexi (Zellweger), reportera del Tribune de Chicago, seguirá al nuevo equipo triunfador a través del estado para destapar la ‘dudosa’ versión del héroe, y de paso enamorar a más de uno.
La película destila años 20 por todos lados. La atmósfera, el vestuario, la actitud y una banda sonora estupenda de Randy Newman la convierten en una recreación magnífica de la época y la dota de un regusto clásico que pretende rivalizar con cualquier film de Katherine Hepburn y James Stewart, e incluso me atrevo a pensar que Clooney busca precisamente esa química entre los personajes principales. Lo consigue, porque si bien no daba ni un duro por la pareja en pantalla, la sorpresa de su compenetración me ha dejado mudo.
Lo que los más puntillosos encontrarán seguro es esa influencia evidente de los Coen en la forma que tiene Clooney de dirigir la historia. El actor ya ha trabajado demasiadas veces con los hermanos más fructíferos y personales de la industria, y eso se nota en los primeros minutos del metraje, lo cual no cesa en el resto del metraje. El ritmo de las conversaciones, ese humor tan irónico y las personalidades tan obsesivas y marcadas de todos los integrantes del casting recuerdan a ‘Oh Brother’ o ’Barton Fink’.
Claro que tampoco este ‘tufillo coen’está provocado sólo por Clooney, y es que los guionistas del film son aún poco conocidos y sus intenciones no son demasiado obvias, pero debo de reconocer que el resultado ha sido impresionante. La trama está perfectamente urdida de principio a fin y nada ocurre de forma vanal. Tiene la intensidad suficiente para que un film de rugby (género que detesto) parezca una comedia blanquísima de entretenimiento sobrado, y encima no aburre en ninguno de sus tramos. Quién lo iba a decir sin una sóla escena de sexo grosero en casi dos horas.
No suelo elogiar a Clooney en ninguna de sus actuaciones, y en ‘Michael Clayton’ tampoco me entusiasmó en demasía, por lo que puedo decir que lo prefiero cien veces antes en la comedia. Mucho más convincente y divertido, Clooney se da casi todo el protagonismo de la película y no decae para nada, dejando algo atrás a John Krasinski, que cumple con su papel de joven impetuoso y mediático, pero no lo hace como para tirar cohetes.
Quien se sale, para mí, es Zellweger, a la que usualmente defenestro. Tanta fragilidad en otros proyectos me carga, pero aquí es la perfecta h**a de p**a de principios de siglo. Fuerte, decidida, mordaz y lenguetona, acapara las mejores frases y las mejores escenas. No parece esa niña desvalida tan blanquita, y eso es lo mejor que ha podido hacer Clooney con una acrtiz que parece encasillada en otros registros. Un notable para Jonathan Pryce, un maldito c***n representante.
‘Ella es el Partido’ es mi sorpresa de este pre-verano, y viendo el calendario de estrenos de aquí a Agosto, creo que va a ser la mejor comedia que vamos a tener entre manos, y es que sin palabrotas, ni chicas enseñando pechos, ni chavales en calentón, el film tiene ese humor tan sutil a veces y tan refrescante en otros que no me obliga de pensar si no me están tomando el pelo con el mismo esquema insulso una y otra vez.
A mi madre le va a encantar, y es que no es muy fan de Judd Apatow…
Jorge Rubio (BW) 8 de Junio de 2008
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