Déjame confesar que somos dos
aunque es indivisible el amor nuestro,
así las manchas que conmigo quedan
he de llevar yo solo sin tu ayuda.
No hay más que un sentimiento en nuestro amor
si bien un hado adverso nos separa,
que si el objeto del amor no altera,
dulces horas le roba a su delicia.
No podré desde hoy reconocerte
para que así mis faltas no te humillen,
ni podrá tu bondad honrarme en público
sin despojar la honra de tu nombre.
Mas no lo hagas, pues te quiero tanto
que si es mío tu amor, mía es tu fama.
William Shakespeare
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