martes, 15 de mayo de 2007

Noche Serena

Aquella noche serena
que pasamos junto al río,
dejó en mi alma puñales
como claveles heridos.

La luna que nos miraba
bostezaba en el hastío
llena de amores fugaces,
llena de penas y ríos.

Tu cuerpo de luz y nacar
me envolvía urgido
y en el temblor de tus pechos
hallé calor y abrigo.

Te entregaste a mis manos
que recorrían tus caminos,
la oscuridad de la noche
cubrió nuestro desvarío.

Ay, cuánta noche callada,
ay, cuánto amor escondido,
ay cuánta luz oscurece
el triste semblante mío.

Y el resplandor de la luna
que contemplamos unidos,
dejó en mi alma puñales
como claveles heridos.

por Luis David

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