Adivino
Jack Swimmer, propietario de una fábrica de pinturas, predijo con exactitud el número de votos que darían la victoria a Dwight D. Eisenhower en las elecciones presidenciales norteamericanas de 1952. En 1956 repitió su hazaña, esta vez entregando antes una copia de su predicción a la policía, que actuó como testigo. De nuevo acertó. Nadie ha logrado averiguar cómo lo hizo.
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