La pequeña Flor
Una pequeña flor a la que todo el jardín tachaba de lenta y rezagada, una de tantas tardes en las que el crepúsculo terminaba cayendo sobre ella antes de que hubiera cerrado su corola, descubrió una silueta brillante y redonda en el tapiz celestial.
Al siguiente día, viendo una rosa cercana a ella que cerraba la noche sobre el jardín, y la pequeña flor no hacía gesto alguno de cerrar sus pétalos se dirigió a ella:
- Que haces pequeña flor? Hay que darse prisa, cierra ya tus brazos y descansa hasta que salga el sol mañana.
La pequeña flor respondió:
- Oigo atenta a la silente luna. La rosa, muy altiva, creyéndose en su belleza más sabia que la pequeña flor, despectivamente le contestó:
- La luna! Ni tu ni nadie puede escuchar a la luna.
Y girando sobre el rojo de su cuerpo, le dio la espalda a la pequeña flor pensando que se había vuelto loca, mientras esta se decía así misma, que nadie como aquella rosa podría jamás oír a nadie que no fuera ella misma.
Publicado por Noa
Al siguiente día, viendo una rosa cercana a ella que cerraba la noche sobre el jardín, y la pequeña flor no hacía gesto alguno de cerrar sus pétalos se dirigió a ella:
- Que haces pequeña flor? Hay que darse prisa, cierra ya tus brazos y descansa hasta que salga el sol mañana.
La pequeña flor respondió:
- Oigo atenta a la silente luna. La rosa, muy altiva, creyéndose en su belleza más sabia que la pequeña flor, despectivamente le contestó:
- La luna! Ni tu ni nadie puede escuchar a la luna.
Y girando sobre el rojo de su cuerpo, le dio la espalda a la pequeña flor pensando que se había vuelto loca, mientras esta se decía así misma, que nadie como aquella rosa podría jamás oír a nadie que no fuera ella misma.
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