El Tiempo en sus manos ...
Le había sido concedido el don, por aquellos que pueden conceder dones a los humanos, de ir a un tiempo pasado o futuro con solo mover las manecillas del reloj hacia atrás o adelante. Cuando supo de su gracia pensó que lo mejor sería retrasar las agujas para volver a los instantes de su vida donde había cometido algún error, error que ahora cargada de experiencia, corregiría, mejorando su existencia futura. Sucedió no obstante que, al atrasar las saetas del carillón, se fueron sus conocimientos, desaparecieron las cosas aprendidas, se borraron todas sus vivencias, devolviéndola a ese pretérito en el mismo momento en el que lo dejó. Así, en ese tiempo, desconocía que era ella quién lo manejaba, pero no solo eso, tuvo que volver a andar lo desandado, cometer los mismos errores cometidos, vivir, en definitiva, lo ya vivido hasta llegar al punto en que de nuevo conoció que podía hacer con el tiempo lo que le viniese en gana es decir, retornó al tiempo presente siendo la misma persona que era cuando inició su viaje.
Tuvo una intuición que le indicó que no debía volver atrás las agujas del reloj, que sería inútil hacerlo, así que quiso saber cómo sería su vida en un futuro en qué tipo de persona se convertiría. Pensó que, sabiendo dónde llegaría en un tiempo posterior podría corregir, al volver al presente, aquello que había hecho mal. Ni corta ni perezosa empujó adelante las flechas del reloj y entonces… entonces vosotr@s que leéis tenéis suerte que sea yo y no ella quién os relate esta historia, o su final ya que ella no puede, nunca podrá. Fue a su futuro, si, un futuro en el aparato digestivo de unos cientos de gusanos que reciclan su cuerpo para devolverlo a la tierra en un tiempo aún más lejano.
Tuvo una intuición que le indicó que no debía volver atrás las agujas del reloj, que sería inútil hacerlo, así que quiso saber cómo sería su vida en un futuro en qué tipo de persona se convertiría. Pensó que, sabiendo dónde llegaría en un tiempo posterior podría corregir, al volver al presente, aquello que había hecho mal. Ni corta ni perezosa empujó adelante las flechas del reloj y entonces… entonces vosotr@s que leéis tenéis suerte que sea yo y no ella quién os relate esta historia, o su final ya que ella no puede, nunca podrá. Fue a su futuro, si, un futuro en el aparato digestivo de unos cientos de gusanos que reciclan su cuerpo para devolverlo a la tierra en un tiempo aún más lejano.
Publicado por laderiva
No hay comentarios:
Publicar un comentario