El lugar del hombre en la naturaleza
LA VIEJA noción antropomorfa de que todo el Universo se centraliza en el hombre; de que la existencia humana es la suprema expansión del proceso cósmico, parece aún galopar y alegremente bailando dentro de las ilusiones perdidas.
Ocurre que la vida del hombre, cuanto más estudiado a la luz de la biología en general parece cada vez más vacío de significado. Lo que en el pasado dio la impresión de ser la principal preocupación y la obra prima de los dioses, la especie humana comienza a presentar ahora el especto de un subproducto accidental de las vastas manipulaciones inescrutables y probablemente sin sentido de esos mismos Dioses.
Como es patente, la teoría antropomorfa del mundo, resulta que hoy se revela absurda delante de la moderna biología, lo que no quiere decir, naturalmente, que en un futuro la tal teoría pueda ser abandonada por la gran mayoría de hombres; todo puede ocurrir.
Sin embargo, en la actualidad esa teoría antropomorfa es aún mas adoptada de lo que en la era de los grandes descubrimientos cuando la doctrina de que el hombre era semejante a Dios, fue perfeccionada por ellos y con esa misma doctrina de que las mujeres eran inferiores. ¿Qué está mas por detrás de la caridad, la filantropía, el pacifismo, "la inspiración", del resto de los actuales sentimientos? Una por una, todas las tonterías son basadas en la noción de que el hombre es un animal glorioso e indescriptible, y que su continúa existencia en el mundo debe ser facilitada y asegurada. Pero estas ideas, que ya en el pasado como en la actualidad resultan ser, obviamente, unas tremendas estupideces.
Referente a los animales y mismo en un espacio tan limitado como es nuestro mundo, el hombre es tosco y ridículo, es solo mirar por unos momentos a los dirigentes del mundo, sean ellos políticos, militares, religiosos, banqueros, grandes capitalistas, principalmente cuando salen hablando por la TV; mas aún, para comparar ojear las fotos de las enciclopedias, leer sus biografías para comprobar que los actuales son una edición corregida y aumentada. Pocos animales de la creación llegan a ser tan estúpidos o cobardes como lo llega a ser el hombre, aún éste hecho a imagen y semejanza del primer invento inútil de la historia: Dios.
Metafóricamente hablando, pues las comparaciones terminan siendo odiosas, cualesquiera de los perros callejeros tienen mas coraje, pues sus armas, son ellos mismos, hasta decir que con mas honestidad y confianza camina precisamente por esa "vida de perro...". Las hormigas y abejas en sentido genérico, son más inteligentes e ingeniosas. Sacan para adelante sus sistemas de gobiernos con muchas menos intrigas, guerras, desperdicios de presupuestos, corrupciones y por antonomasia, de hacer el ridículo e invisibilidades. El león es más bonito, digno y majestuoso. El antílope es infinitamente más rápido y gracioso. Cualquier gato doméstico es mas limpio que muchos hombres. El gorila con sus crías es más atento y fiel a sus compañeras. El buey y el asno son más productivos y serenos. Pero por encima de todos el hombre es deficiente en coraje, tal vez pueda ser ésta la más noble de todas sus pocas cualidades, que las tiene. Su pavor mortal no se limita a todos los animales de su propio peso o similar, hay aquellos que son de tipo bacteriológicos, insectos, etc., excepto algunos que él degradó por cruzamientos. Su gran pavor mortal es también en relación con los de su propia especie. No solamente de sus puños, pies, armas blancas y de fuego, sino hasta de sus risotadas. Claro que muchas gentes no estarán de acuerdo, pero las comparaciones...
Ningún otro animal es tan incompetente para adaptarse a su propio ambiente como le ocurre al hombre. El recién nacido es tan frágil que si fuese dejado por sus progenitores por unos días abandonado, inmediatamente moriría. Aunque eso es otro dato a tener presente, ocurre con demasiadas frecuencias el abandono de criaturas en contenedores y similares, eso no lo hacen los animales, a pesar de decir que no son racionales...
Y esa enfermedad congénita, mas o menos disfrazadas, continuará hasta su muerte natural o violenta. El hombre enferma mas que otros animales, tanto en estado salvaje como dentro de sus civilizadas ciudades. Se cansan y hieren con mas facilidad. Pueden morir de horribles formas, muchas provocadas precisamente por sus propios semejantes, y hasta de más temprana edad dentro del ciclo biológico. Prácticamente todos los demás vertebrados superiores, por lo menos en sus ambientes salvajes, viven y retienen sus facultades por mucho mas tiempo. Lo mismo ocurre con los monos antropoides, están muy al frente de sus primos los humanos. Un orangután se casa entre los siete u ocho años de edad, construye una familia de entre 50 o 60 hijos y continúa tan vigoroso y saludable pudiendo alcanzar los 70, en comparación con los europeos, que algunos no llegan a los 50 años.
No caben dudas, todos los errores e incompetencias de ese supuesto creador llegan a su máximo "esplendor o clímax" en el hombre. Como una pieza de un mecanismo, el hombre es la peor de todas; comparados con ellos, hasta un salmón o un estafilococo son máquinas sólidas y eficientes. El hombre transporta los peores riñones conocidos en zoología comparativa, los peores pulmones y el peor corazón. Sus ojos, considerando el trabajo a que son sometidos y a desempeñar, son menos eficientes que el ojo de una lombriz. Ese supuesto Creador del aparato óptico debería ser apaleado por sus clientes. Al contrario de todos los animales terrestres, voladores y marítimos, el hombre es incapaz, por naturaleza, dejar el mundo en que habita. Necesita vestirse, protegerse y armarse hasta los dientes para sobrevivir. Está eternamente en la posición de una tortuga que nació sin casco, un perro sin pelos o un paz sin agallas. Sin su pesada y desarreglada armadura se vuelve indefenso hasta contra las propias moscas. Resulta que ese "infalible" Dios no le concedió ni un mísero rabo para espantarlas.. Pero a pesar de todo su gran amenaza es siempre el propio hombre...
Sin embargo, por supuesto, ahora llegamos al punto culminante de la incuestionable superioridad natural del hombre: Él tiene un alma, parte espiritual e inmortal de su ser, principio de la vida, esencia..., el montante es que eso lo separa de todos los animales y lo hace, en cierta manera, indiscutible señor de todos ellos. Las inexactas y dudosas naturalezas de esa tal alma viene siendo discutidas hace miles de años, pero es posible hablar con autoridad y respeto sobre su función. Por lo tanto, ésta sería el hacer al hombre entrar en contacto directamente con ese Dios, hacerlo consciente de ese Dios, y principalmente hacerlo parecido con ese Dios. Bien, consideren un colosal fracaso esas tentativas. Si el hombre presume que realmente se parece a Dios, estamos obligados a llegar a la inevitable conclusión de que ese Dios es un cobarde, un idiota, un pillo... Pero si aún la presunción del hombre, después de tantos milenios es que NO se parece con ese Dios, entonces queda inmediatamente claro que el alma es una máquina tan ineficiente como la apendicitis o las amígdalas, pues el hombre puede pasar perfectamente sin ella; lo mismo les ocurre a los chimpancés, indudablemente pasan muy bien y a gusto sin tener alma...
Es obvio, el único efecto practico de que el hombre tenga alma es que ella le infla con vanidad antropomorfa y antropocéntrica, en suma, con arrogantes supersticiones y presuntuosidad. Él se crece y se empluma solamente porque tiene alma; aún se subestima de que no funciona, pero no lo reconoce, eso termina siendo un misterio, como ocurre con aquel otro de la Trinidad... De ésta manera él llega a ser el mas grande y supremo payaso de la creación, el reductio ad absurdum de la naturaleza animada.
Parece ser que el hombre no deja de ser un antropoide que cree da un salto hasta la Luna, y atestigua que lo ha conseguido, por lo que ha organizado toda su vida sobre esa materia. Entretanto a ese pobre animal, otros humanos somos obligados a venerarlo como si fuese una piedra preciosa en la frente del Cosmos, pero en realidad se les hacen a los supremos dirigentes que lo dominan todo. Aún somos convidados, eso sí, muy democráticamente, a defender sus innumerables intereses si fuese necesario y siempre lo son, derramar hasta la última gota de nuestra sangre por la grandeza y libertad de ellos mismos, pues en definitivas son los favoritos de ese inventado Dios en la Tierra. Aquí olvidan a todos los millones de cuadrúpedes y otros muchos millones más de diferentes especies muchos mas bravos, nobles y decentes; a los soberbios leones, ágiles leopardos, imperiales elefantes, fieles canes, etc. En conclusión, el hombre después de millones de años evolucionando y por lo que se está viendo está llegando a su posible destrucción junto con todo su hábitat después de haber creado infinidades de problemas, trabajos inútiles, gastos astronómicos, material y humano, infinidades de guerras desastrosas, etc., para nada..., y aún con la desfachatez de que todo ha sido para mayor gloria de Dios...
Ocurre que la vida del hombre, cuanto más estudiado a la luz de la biología en general parece cada vez más vacío de significado. Lo que en el pasado dio la impresión de ser la principal preocupación y la obra prima de los dioses, la especie humana comienza a presentar ahora el especto de un subproducto accidental de las vastas manipulaciones inescrutables y probablemente sin sentido de esos mismos Dioses.
Como es patente, la teoría antropomorfa del mundo, resulta que hoy se revela absurda delante de la moderna biología, lo que no quiere decir, naturalmente, que en un futuro la tal teoría pueda ser abandonada por la gran mayoría de hombres; todo puede ocurrir.
Sin embargo, en la actualidad esa teoría antropomorfa es aún mas adoptada de lo que en la era de los grandes descubrimientos cuando la doctrina de que el hombre era semejante a Dios, fue perfeccionada por ellos y con esa misma doctrina de que las mujeres eran inferiores. ¿Qué está mas por detrás de la caridad, la filantropía, el pacifismo, "la inspiración", del resto de los actuales sentimientos? Una por una, todas las tonterías son basadas en la noción de que el hombre es un animal glorioso e indescriptible, y que su continúa existencia en el mundo debe ser facilitada y asegurada. Pero estas ideas, que ya en el pasado como en la actualidad resultan ser, obviamente, unas tremendas estupideces.
Referente a los animales y mismo en un espacio tan limitado como es nuestro mundo, el hombre es tosco y ridículo, es solo mirar por unos momentos a los dirigentes del mundo, sean ellos políticos, militares, religiosos, banqueros, grandes capitalistas, principalmente cuando salen hablando por la TV; mas aún, para comparar ojear las fotos de las enciclopedias, leer sus biografías para comprobar que los actuales son una edición corregida y aumentada. Pocos animales de la creación llegan a ser tan estúpidos o cobardes como lo llega a ser el hombre, aún éste hecho a imagen y semejanza del primer invento inútil de la historia: Dios.
Metafóricamente hablando, pues las comparaciones terminan siendo odiosas, cualesquiera de los perros callejeros tienen mas coraje, pues sus armas, son ellos mismos, hasta decir que con mas honestidad y confianza camina precisamente por esa "vida de perro...". Las hormigas y abejas en sentido genérico, son más inteligentes e ingeniosas. Sacan para adelante sus sistemas de gobiernos con muchas menos intrigas, guerras, desperdicios de presupuestos, corrupciones y por antonomasia, de hacer el ridículo e invisibilidades. El león es más bonito, digno y majestuoso. El antílope es infinitamente más rápido y gracioso. Cualquier gato doméstico es mas limpio que muchos hombres. El gorila con sus crías es más atento y fiel a sus compañeras. El buey y el asno son más productivos y serenos. Pero por encima de todos el hombre es deficiente en coraje, tal vez pueda ser ésta la más noble de todas sus pocas cualidades, que las tiene. Su pavor mortal no se limita a todos los animales de su propio peso o similar, hay aquellos que son de tipo bacteriológicos, insectos, etc., excepto algunos que él degradó por cruzamientos. Su gran pavor mortal es también en relación con los de su propia especie. No solamente de sus puños, pies, armas blancas y de fuego, sino hasta de sus risotadas. Claro que muchas gentes no estarán de acuerdo, pero las comparaciones...
Ningún otro animal es tan incompetente para adaptarse a su propio ambiente como le ocurre al hombre. El recién nacido es tan frágil que si fuese dejado por sus progenitores por unos días abandonado, inmediatamente moriría. Aunque eso es otro dato a tener presente, ocurre con demasiadas frecuencias el abandono de criaturas en contenedores y similares, eso no lo hacen los animales, a pesar de decir que no son racionales...
Y esa enfermedad congénita, mas o menos disfrazadas, continuará hasta su muerte natural o violenta. El hombre enferma mas que otros animales, tanto en estado salvaje como dentro de sus civilizadas ciudades. Se cansan y hieren con mas facilidad. Pueden morir de horribles formas, muchas provocadas precisamente por sus propios semejantes, y hasta de más temprana edad dentro del ciclo biológico. Prácticamente todos los demás vertebrados superiores, por lo menos en sus ambientes salvajes, viven y retienen sus facultades por mucho mas tiempo. Lo mismo ocurre con los monos antropoides, están muy al frente de sus primos los humanos. Un orangután se casa entre los siete u ocho años de edad, construye una familia de entre 50 o 60 hijos y continúa tan vigoroso y saludable pudiendo alcanzar los 70, en comparación con los europeos, que algunos no llegan a los 50 años.
No caben dudas, todos los errores e incompetencias de ese supuesto creador llegan a su máximo "esplendor o clímax" en el hombre. Como una pieza de un mecanismo, el hombre es la peor de todas; comparados con ellos, hasta un salmón o un estafilococo son máquinas sólidas y eficientes. El hombre transporta los peores riñones conocidos en zoología comparativa, los peores pulmones y el peor corazón. Sus ojos, considerando el trabajo a que son sometidos y a desempeñar, son menos eficientes que el ojo de una lombriz. Ese supuesto Creador del aparato óptico debería ser apaleado por sus clientes. Al contrario de todos los animales terrestres, voladores y marítimos, el hombre es incapaz, por naturaleza, dejar el mundo en que habita. Necesita vestirse, protegerse y armarse hasta los dientes para sobrevivir. Está eternamente en la posición de una tortuga que nació sin casco, un perro sin pelos o un paz sin agallas. Sin su pesada y desarreglada armadura se vuelve indefenso hasta contra las propias moscas. Resulta que ese "infalible" Dios no le concedió ni un mísero rabo para espantarlas.. Pero a pesar de todo su gran amenaza es siempre el propio hombre...
Sin embargo, por supuesto, ahora llegamos al punto culminante de la incuestionable superioridad natural del hombre: Él tiene un alma, parte espiritual e inmortal de su ser, principio de la vida, esencia..., el montante es que eso lo separa de todos los animales y lo hace, en cierta manera, indiscutible señor de todos ellos. Las inexactas y dudosas naturalezas de esa tal alma viene siendo discutidas hace miles de años, pero es posible hablar con autoridad y respeto sobre su función. Por lo tanto, ésta sería el hacer al hombre entrar en contacto directamente con ese Dios, hacerlo consciente de ese Dios, y principalmente hacerlo parecido con ese Dios. Bien, consideren un colosal fracaso esas tentativas. Si el hombre presume que realmente se parece a Dios, estamos obligados a llegar a la inevitable conclusión de que ese Dios es un cobarde, un idiota, un pillo... Pero si aún la presunción del hombre, después de tantos milenios es que NO se parece con ese Dios, entonces queda inmediatamente claro que el alma es una máquina tan ineficiente como la apendicitis o las amígdalas, pues el hombre puede pasar perfectamente sin ella; lo mismo les ocurre a los chimpancés, indudablemente pasan muy bien y a gusto sin tener alma...
Es obvio, el único efecto practico de que el hombre tenga alma es que ella le infla con vanidad antropomorfa y antropocéntrica, en suma, con arrogantes supersticiones y presuntuosidad. Él se crece y se empluma solamente porque tiene alma; aún se subestima de que no funciona, pero no lo reconoce, eso termina siendo un misterio, como ocurre con aquel otro de la Trinidad... De ésta manera él llega a ser el mas grande y supremo payaso de la creación, el reductio ad absurdum de la naturaleza animada.
Parece ser que el hombre no deja de ser un antropoide que cree da un salto hasta la Luna, y atestigua que lo ha conseguido, por lo que ha organizado toda su vida sobre esa materia. Entretanto a ese pobre animal, otros humanos somos obligados a venerarlo como si fuese una piedra preciosa en la frente del Cosmos, pero en realidad se les hacen a los supremos dirigentes que lo dominan todo. Aún somos convidados, eso sí, muy democráticamente, a defender sus innumerables intereses si fuese necesario y siempre lo son, derramar hasta la última gota de nuestra sangre por la grandeza y libertad de ellos mismos, pues en definitivas son los favoritos de ese inventado Dios en la Tierra. Aquí olvidan a todos los millones de cuadrúpedes y otros muchos millones más de diferentes especies muchos mas bravos, nobles y decentes; a los soberbios leones, ágiles leopardos, imperiales elefantes, fieles canes, etc. En conclusión, el hombre después de millones de años evolucionando y por lo que se está viendo está llegando a su posible destrucción junto con todo su hábitat después de haber creado infinidades de problemas, trabajos inútiles, gastos astronómicos, material y humano, infinidades de guerras desastrosas, etc., para nada..., y aún con la desfachatez de que todo ha sido para mayor gloria de Dios...
Zerimar Ilosit
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