30 Días de Oscuridad (2007)
Ya me he informado por ahí sobre la edición impresa del film que llega ahora a nuestras pantallas, unos 4 meses después de su estreno en las pantallas USA, sin cosechar demasiado éxito.
Publicada en Mayo del 2.003, la novela gráfica de ‘30 días de oscuridad’ tiene unas 88 páginas, las cuales han dado lugar a una película de casi dos horas. Posiblemente en esa traslación se ha perdido algo, y parte de guión se ha dedicado a incluir escenas excesivamente largas, pero aún así nadie le puede quitar algo muy importante: con una dirección impecable, ‘30 Días’ se sale del corriente chupa sangres con aspiraciones filosóficas y nos regala una historia brutal, con mucha sangre y entretenimiento comedido para los muy amantes del género vampiro.
David Slade ya me cautivó con ‘Hard Candy’, por lo que su implicación en esta adaptación cinematográfica prometía al menos una dirección más que correcta sin caer en artificios superficiales. Igualmente, su rodaje se produjo de forma paralela a uno de los grandes éxitos del pasado año, ‘Soy Leyenda’ con temática muy parecida aunque con el sobre seguro de Will Smith en el reparto. No sé porqué ‘30 Días’ no ha conseguido sus metas taquilleras y ‘Leyenda’ sí, pero hay que tener muy claro que los vampiros que le faltan a la segunda, ésta los dobla por 10.
Barrow, un pueblo situado en Alaska, se prepara para recibir su mes sin sol, en el cual muchos habitantes que no pueden soportarlo ponen rumbo a otros lugares. Los pocos ciudadanos que quedan se enfrentarán a una espectacular invasión de vampiros sanguinarios que irán cazándolos uno por uno. Para evitar la masacre, Eben (Hartnett), el sheriff de la ciudad formará equipo con su mujer Stella (George), bombero del pueblo, y con los pocos supervivientes para aguantar lo que resta de días y no caer en los dientes de la banda de Marlow (Danny Huston).
Si lo que se busca al pagar la entrada es entretenimiento y violencia, hay que asumir que el exceso de sangre puede nublar un poco la coherencia de la trama. Así, los vampiros de ‘30 Días’ son los más violentos y sedientos de sangre de los últimos años. Con una estética bañada en sangre, y un semi-gore flotando en el aire, los ‘malos’ se dedican las dos horas a no dejar títere con cabeza. Con una sucesión de sustos y gritos muy lograda en la primera hora, Slade se ciñe de forma absoluta al desarrollo del cómic aprovechando lo mejor que tiene. El problema viene cuando hay que estirar la historia hasta un metraje que podía haber sido más corto.
Con la entrada de la segunda hora, y una vez acontecido lo más interesante, la película cae en los tópicos y típicos de la mayoría de films con vampiros de por medio. Se pierde la rapidez y mucha de la atención de quien la ve, y se nota a distancia que la mejor forma de llegar al final es ralentizar las muertes y meter con calzador alguna conversación que dudo aparezca en su fuente original. Mal, fatal, el paso estúpido de los días para acabar todo en tan sólo los 10 minutos finales que milagrosamente hacen despertar a uno del sopor que ha vivido durante un buen rato.
Así, con una premisa interesante, un comienzo más que correcto y una violencia inusitada, el hecho de que su segunda hora caiga en picado no era tampoco suficiente para decir que se merecía una acogida tan pobre, máxime cuando no es la primera película que aguanta a duras penas un segundo acto tras la rapidez del primero. Respuesta: sus actores protagonistas, que no saben transmitir absolutamente nada.
Aparte de Ben Foster, el enigmático extraño que borda como siempre su papel (atención cuando llegue su ‘3:10 to Yuma’), y Danny Huston, que es el villano líder de manada más cab**n de este año, el resto es prescindible. Josh Hartnett vuelve a ser penoso, inexpresivo y mal actor. Es imposible que este hombre haga algo con esa pose de triste sin remedio. Melissa George tampoco puede hacer demasiado, ya que tener al lado a Hartnett debe contagiar algo. Con este plantel, donde Hartnett chupa cámara durante todo el film, es casi imposible conectar con nada, por lo que puedo aseguraros que las escenas que prescinden de él son seguramente las mejores.
Soy un fanático del género, debo confesarlo, y ya estaba bastante cansadito del vampiro con elegancia y glamour, o del pseudo-vampiro, ese que más que dientes tiene una infección vírica de caballo. ‘30 Días de Oscuridad’ vuelve a llenar la pantalla de violentos asesinos cubiertos de sangre hasta las orejas que se ríen de ajitos y cuyo final sólo viene seguido de un hachazo en la cabeza.
Lo malo es que el conjunto final no sea del todo satisfactorio y el aburrimiento aparezca en momentos que se acercan al final, pero si los colmillos os vuelven locos, Slade cumple el trámite de sobra.
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