Jumper (2008)
Dame pan y llámame tonto.
No sé si para vosotros tendrá otra interpretación, pero para mí significa que me des algo básico, y que me guste, y me olvidaré de mis neuronas. Algo así me ha ocurrido al salir de ver ‘Jumper’, una de las apuestas más fuertes de este invierno en los USA, y que en España se ve eclipsada por estrenos tan potentes como ‘Todd’ o ‘Pozos’.
No sé si para vosotros tendrá otra interpretación, pero para mí significa que me des algo básico, y que me guste, y me olvidaré de mis neuronas. Algo así me ha ocurrido al salir de ver ‘Jumper’, una de las apuestas más fuertes de este invierno en los USA, y que en España se ve eclipsada por estrenos tan potentes como ‘Todd’ o ‘Pozos’.
Sin ser una película deslumbrante, con un guión milimetrado o interpretaciones grandilocuentes, ‘Jumper’ es puro entretenimiento con sabor a palomita, y lo mejor: las dos horitas que me he pasado en el cine han sido visto y no visto, como los viajecitos del protagonista.
Tenía mis serias dudas sobre si Doug Liman podría apartar esa fama de ‘lexatin’ que impregnó a su última película (’Sr. y Sra. Smith’) y volver a su sello de ’El caso Bourne’, una auténtica maravilla cuyo guión lo solucionaba absolutamente todo. Menos mal que en ‘Jumper’ se ha encontrado con una historia decente, con un potencial inmenso, aunque algo desaprovechado, y en la que ha sabido manejar bien la cámara: lo suficientemente ágil para no ser un plomazo, aunque de vez en cuando se le ven maneras a lo ‘Bay’… .
David Rice (Hayden Christensen) puede teletransportarse, un poder que comparte junto a otros a los cuales no conoce, y todos ellos asediados por un misterioso grupo liderado por Roland (Samuel L. Jackson), que los caza como a animales. Su vida tranquila y por la que pasa desapercibido cambiará radicalmente de la noche a la mañana, y el peligro lo pondrán dos personas: su amor de toda la vida (Rachel Bilson) y un ‘jumper’ algo más involucrado (Jamie Bell).
La sinopsis que me he montado es más bien críptica, pero es que hay cosas que no se han contado ni en la red ni en los traileres, y que producen cierta sorpresa conforme van ocurriendo, así que mejor no desvelar muchos spoilers que la película tampoco tiene su fuerte en la fotografía o en sus actores.
Lo que a todos nos mueve para ir a ver ‘Jumper’ es ese deseo incansable de obtener poderes. De entre todos ellos la teletransportación es un clásico y sólo en los últimos años tiene un antecedente cinematográfico: Kurt Wagner a.k.a Rondador Nocturno de ‘X-Men 2′. Si en esta los ‘puff’ y ‘paff’ del héroe azul eran más bien escasos, en ‘Jumper’ el salto hacia otros sitios es constante, y eso hace que la película adquiera una rapidez que en caso de carecer estaría tratándola de otra forma. No exagero si digo que los mejores minutos son en los que los actores están en continuo movimiento, viajando de un lado a otro del planeta. Por eso los bajones se notan y mucho.
La trama no es ninguna maravilla, ni nada que no hayamos visto, quizás es la forma de tratarla lo que dota al film de un mayor entretenimiento. Así, la forma en cómo se cuenta el ‘origen’ de nuestro héroe es frenética, a diferencia de otras que siempre son algo más lentas. Una vez tenemos claro el ‘cómo’ viene el ‘ahora’, y ahí es donde empieza a flaquear el film.
De forma atolondrada se van sucediendo los encuentros entre los principales personajes y las relaciones entre ellos se desarrollan muy torpemente, pero todo se soluciona poniendo una escena de acción aquí y otra allá, lo cual no hace más que evidenciar los defectos de la película: cuando saltas y luchas, bien, pero cuando intentas darle coherencia a una trama, mal. No le busquéis mucho las cosquillas al guión, que se las sacáis: ¿Cómo localiza Roland por primera vez a David?, ¿Cómo le sigue a todos sitios Jamie Bell?, ¿quién se va a Roma con un tío que apenas conoce?
La explicación la tenemos en algo que vemos a lo largo de ‘Jumper’: esta película no es independiente. Esta película es la presentación de algo más gordo, de quizás algo mejor elaborado que vendrá otro año, cuando ya no haya que explicar mucho más y nos centremos en el eje de la historia: el bien contra el mal, pero ¿cuál es uno y cuál es otro?: Señores, aquí hay secuela y lo que han hecho es divertirnos durante un rato para que pidamos más, y si es por mí, que me lo den.
Las interpretaciones están a la altura de lo que necesita una película como estas: ni rayar la virtuosidad, que no pega, ni quedar como un Liberto Rabal, que te duermes en la butaca. Christensen intenta despojarse de su kimono de Jedi con un papel que le va bastante bien y sin muchos esfuerzos queda correcto como nuestro Jumper principal. ¿Hubiera sido mejor un Emile Hirsch?, pues no lo sé, puede. Rachel Bilson está aquí básicamente por enchufe y no lo digo en sentido malo. Doug Liman dirigió el piloto de ‘The O.C.’, donde Bilson estuvo 4 años, por lo que si necesitaban una chica que se paseara sin mucho más, ésta es perfecta.
Samuel L. Jackson es el que siempre me deja clavado. Nunca sé si me va a dar una genialidad en plan ‘Pulp Fiction’ o un simple trámite como ‘Serpientes en el Avión’. En ‘Jumper’ es un término medio. Es el ‘mother fucker’ de siempre, pero no brilla. Quizás en sus posteriores secuelas se le dé más cancha, ya que aquí se limita a lo habitual: torturar, pegar y cagarse en las muelas de todo ******. El cuarto en discordia es Jamie Bell, de vuelta tras ‘Billy Elliot’. Se dedica a seguir los pasos de Christensen, aunque al menos sus expresiones son menos forzadas.
Si no tenéis pensado poneros muy profundos en cuanto a lo que la cartelera ofrece, ‘Jumper’ es todo un acierto. Siempre nos quejamos de que la ciencia ficción está en horas bajas, pero esta película se acerca más a un simple divertimento sabatino (o dominguero) que a un esfuerzo serio de levantar el género. El típico juego del ratón y el gato al que se le unen explosiones, efectos especiales de última generación y un ritmo trepidante… cuando se arranca.
Lo dicho, yo quiero secuela.
Críticas Portada
Bloody Will 15 de Febrero de 2008
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