Tu y yo
re-descubro la belleza de mi especie
y te me aferro con ganas
mientras ellos
los demás
atrapados en su débil pulcritud y falso decoro
pretenden ignorar su coroza
y sin más
se atreven a cuestionarnos.
Solo porque todavía
a los cincuenta años de saberme destetado
aún soy capaz de saciarme en la precaria humedad de tus pechos desnudos
a sabiendas de que tu último soplo de vida aún reposa sobre mi lecho.
Vitico Cabrera
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