viernes, 18 de abril de 2008

En el Punto de Mira (2008)



Hollywood sabe perfectamente cuándo debe estrenar según qué película y según qué género. Quizás los meses de Septiembre a Octubre, y de Enero a Marzo son los más indicados para lanzar thrillers de presupuesto medio con fines de entretenimiento puro, y por eso podemos encontrarnos con ‘En el Punto de Mira’ situado en los más alto de la taquilla este fin de semana con unos muy dignos 24 millones de dólares.
Tras verla tengo muy claro que la ausencia de otras apuestas más fuertes propicia el éxito de la película. Con un inicio más que prometedor y la predisposición a pasarlo pipa en tensión, ‘En el Punto de Mira’ termina por el pasatiempo más absurdo y mal acabado de todo este año. Hacia el minuto 40 me he sentido timado.
Creo sinceramente que a los dos máximos responsables de la película le faltan tablas para convertir una historia potencialmente tremenda en algo consistente a la vez que entretenido. El director, Pete Travis, debuta en pantalla con un guión de otro recién llegado, Barry Levy, y da la impresión que ambos se han perdido a mitad del camino. Es imposible no acordarse de ‘Ojos de Serpiente’ de De Palma en los primeros minutos del film. Básicamente la estructura es la misma, pero De Palma es un genio, y a estos dos les queda trabajo por un tubo.
En Salamanca se va a celebrar una reunión fundamental para la lucha contra el terrorismo internacional. El Presidente (Hurt), su guardaespaldas (Quaid) y el joven agente federal (Fox) a un lado; el equipo de la GNN liderado por su directora (Weaver), y su reportera (Saldana) por otro, un policía nacional (Noriega), un turista (Whitaker)…, todos tienen su punto de vista y función cuando el Presidente es abatido a tiros, y el culpable se encuentra entre ellos.
El comienzo de la película es tremendamente adictivo, y digo adictivo porque tras el acontecimiento que abrirá la caja de Pandora los primeros flashbacks son básicamente perfectos. Tres minutos apenas son los que deciden dónde está cada uno y qué hace tras el atentado, dejando al espectador la miel en los labios justo cuando los primeros van solucionando un puzzle que de repente vuelve hacia atrás convirtiéndonos en auténticos sabuesos.
Estos son los únicos minutos por los que vale la pena ver la película: tensión, estructura perfecta (o eso parece) y un ansia increíble por saber dónde acabará toda la trama. El problema es que al cuarto flashback ya estás cansado, y de repente te das cuenta que la película tira hacia otros derroteros: el aburrimiento total.
El tal Levy convierte la situación en un despropósito en un abrir y cerrar de ojos. Todo queda descuadrado, hay personajes que no vuelven a aparecer en pantalla y los cabos se van dejando sueltos conforme se acerca el final. Quaid se convierte en un Jason Bourne entrado en años que sobrevive si hace falta al Titanic, y el ‘misterioso’ asesino es tan decepcionante y previsible que me parece que se han mezclado dos films que nada tiene que ver el uno con el otro.
La espectacularidad de una persecución por las calles de Salamanca es el remate para confirmar que la complejidad pretendida al principio acaba en una escena como cualquier otra de un telefilm barato, dejando al espectador entre el cabreo absoluto y una sensación firme de que no había más objetivos en el film que pasar hora y media moviendo cámaras y liquidarlo todo cuanto más rápido mejor.
Algo incomprensible: ATENCION SPOILERS ¿cómo se puede desbaratar todo por una niña de apenas 10 años en medio de la autovía de Salamanca con un Forrest Whitaker que por metomentodo debería morir?; o ¿cómo de entre cientos de coches Quaid encuentra al Presidente en cuestión de segundos? FIN DE SPOILERS. Así podríamos seguir un buen rato, y es que el guión es tan bueno al principio que extraña de sobremanera lo rematadamente mal que se concluye.
Su desfile de estrellas es eso, un desfile. A la Sra. Weaver se le dan 15 segundos de gloria para desaparecer por completo sin más. Zoe Saldana (a la que he confundido desde un principio con Jada Pinkett-Smith por ser dos gotas de agua) no tiene más de 30 segundos, y William Hurt es un monigote que sirve para aparentar. La acción recae por completo en Quaid que se mueve como un Eastwood menor en ‘En la Línea de Fuego’ y un Mathew Fox que tiene unas líneas tan penosas que ha tenido que ser un trabajo perfecto para compatibilizar con un periodo de descanso en ’Perdidos’.
Noriega es el que mejor está, y no lo digo por patriotismo barato. De Whitaker ni hablo, porque es el personaje más insulso, prescindible y lamentable de todo el film. Una sombra de lo que el hombre puede dar de sí.
Me reitero en lo dicho al principio: ‘En el Punto de Mira’ es el thriller perfecto para estrenarse sin competencia alguna. Tiene lo justo para mantener al espectador en una butaca durante un tiempo, pero su parte final es una auténtica m****a que te hace pensar si no te han tomado por tonto. Evidentemente no hay nada de su estilo en la cartelera, pero su frescura es la de un pescado, en dos semanas este producto va a apestar.
Por cierto, si yo fuera de Salamanca me cabrearía bastante: no he visto un caos tan brutal de organización y efectivos desde que Godzilla invadió Nueva York…, y eso que era un monstruo.

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Bloody Will 28 de Febrero de 2008

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