sábado, 12 de abril de 2008

Ecoesfera: un mundo en miniatura

Ecoesfera: un mundo en miniatura

Me estoy convirtiendo en un puto friki, lo admito. Tanto blog tanto blog no podía traer nada bueno. Os cuento. El sábado pasado descubría las “ecoesferas“, algo de lo que no había oído hablar en mi vida (a pesar de que ya tienen mas años que muchas de las paridas que suelo publicar aquí -hasta el gran Carl Sagan les dedicó un artículo en 1986), y me enamoré de la idea al instante. Pedí una y desde ayer ya la disfruto en el salón de mi casa.

¿Y qué son? se estarán preguntando… pues… jolines… ¿no han leído el título de la entrada? … un mundo en miniatura. Más concretamente un ecosistema cerrado, completo y autosuficiente. Es fruto de una investigación desarrollada por la NASA, que buscaba formas de transportar, en un futuro, vida a planetas lejanos. Eso se materializó en estas burbujas de cristal, selladas herméticamente, que guardan en su interior una combinación perfecta de agua de mar, aire, gravilla, bacterias, algas, gargonias (una planta) y camarones rojos (minúsculas gambas), que conforman un planeta Tierra a pequeña escala.

Al ser un sistema autosuficiente, su Dios (o sea yo, jeje), no se tiene que encargar de nada (es como una pecera tradicional, pero para vagos extremos). ¿Y como funciona todo este invento? Es simple: La ecoesfera es una pequeña batería biológica, que utiliza fundamentalmente luz. Esta, junto con el dióxido de carbono del agua, permite que las algas produzcan oxígeno. Los camarones respiran el oxígeno del agua y se nutren de las algas y bacterias. Estas, a su vez, convierten los deshechos de los camarones en nutrientes para las algas, y así se cierra el ciclo vital. Tu única intervención es la de proporcionarles la poca luz que necesitan para subsistir (un exceso o defecto romperían el equilibrio del sistema).

¿Merece la pena comprarlo? Pues… sinceramente, son excesivamente caras (al fin y al cabo no deja de ser unos decilitros de agua y pececillos). La más barata y pequeña (que sólo trae 3 o 4 minúsculos camarones) cuesta casi 100 euros. Su ventaja es que es decorativa, bonita, que no requiere cuidados y que te puede durar bastante: la expectativa de vida media se sitúa entre dos y cinco años, pero incluso hay algunos que llevan más de 10 años vivos, y extraños casos en los que se ha dado reproducción. A mi los tamatgochis ya me pillaron un poco talludote… por lo que esto me sirve, de momento, para cubrir mi fascinación y curiosidad por la vida de bolsillo.

por Javi Moya el 14 de Febrero de 2007

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