Te acordarás de mí
Cuando azote tu alma el infortunio
y cruel el dolor se cebe en ti,
evoca horas de amor por ti vividas;
¡ te acordarás de mí !
Cuando en tus horas tristes desoladas,
desfallezcas sintiéndote infeliz,
piensa en aquel pasado venturoso;
¡ te acordarás de mi !
Cuando el invierno de la vida hiele
el lozano rosal de tu jardín,
abre el pomo en que guardas su perfume;
¡ te acordarás de mi !
Cuando tus bellos bucles irisados
el viejo Cronos los patine en gris,
¡ bucles que un día entretejí de flores ¡
¡ Te acordarás de mi !
Cuando tus labios, encendidas brasas,
ya flor de lirio lo que fue carmín,
bisbiseen un nombre temblorosos,
¡ te acordarás de mi !
Cuando tus ojos con fulgor de astros,
declinen, ya transpuesto su cenit,
en cielos sin azul anubarrados,
¡ te acordarás de mi !
Cuando los años ajen tu escultura,
amasijo de rosas y jazmín,
recita la oración de aquellos versos…;
¡ te acordarás de mi !
Cuando en el libro de tu rezos veas
la hoja seca del trébol que te di
una tarde de mayo perfumada,
¡ te acordarás de mi !
Por aquel gran amor que nos juramos
en nuestra breve juventud feliz,
sé muy bien que, dichosa o desgraciada,
¡ te acordarás de mi !
y cruel el dolor se cebe en ti,
evoca horas de amor por ti vividas;
¡ te acordarás de mí !
Cuando en tus horas tristes desoladas,
desfallezcas sintiéndote infeliz,
piensa en aquel pasado venturoso;
¡ te acordarás de mi !
Cuando el invierno de la vida hiele
el lozano rosal de tu jardín,
abre el pomo en que guardas su perfume;
¡ te acordarás de mi !
Cuando tus bellos bucles irisados
el viejo Cronos los patine en gris,
¡ bucles que un día entretejí de flores ¡
¡ Te acordarás de mi !
Cuando tus labios, encendidas brasas,
ya flor de lirio lo que fue carmín,
bisbiseen un nombre temblorosos,
¡ te acordarás de mi !
Cuando tus ojos con fulgor de astros,
declinen, ya transpuesto su cenit,
en cielos sin azul anubarrados,
¡ te acordarás de mi !
Cuando los años ajen tu escultura,
amasijo de rosas y jazmín,
recita la oración de aquellos versos…;
¡ te acordarás de mi !
Cuando en el libro de tu rezos veas
la hoja seca del trébol que te di
una tarde de mayo perfumada,
¡ te acordarás de mi !
Por aquel gran amor que nos juramos
en nuestra breve juventud feliz,
sé muy bien que, dichosa o desgraciada,
¡ te acordarás de mi !
No hay comentarios:
Publicar un comentario