Una blanca luna de verano
un véneto jardín
un césped siempre verde,
árboles exóticos, hermosos por lo extraños.
Un lago, una huerta y al lado un bosque impenetrable
Se condensa la charla en recuerdos pasados
mirándonos por dentro a través de los años
asoman las cómplices sonrisas
omitimos aquello que nos haría daño.
La tarde se va yendo
cubriendo de penumbra nuestros cuerpos.
Se aguzan los oídos, las miradas.
Fuera de nosotros las palabras juegan con las palabras.
Miramos entrar la noche
felices de estar juntos
haciéndonos promesas
damos sentido al mundo.
Escrito por Musaraña
Marburg (Alemania), 08.06.1994
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