Es a ti a quien hablo cuando escribo
es este papel el que devuelve con violencia
el hastío, la luz o la alegría en forma de reflejo.
Te hablo de un pájaro que he visto volar
hacia ese espacio hueco de mi infancia
y que luego retorna envejecido.
Te hablo de collares de algas
que el mar me cuelga del cuello
cuando nado en la nada de su espuma.
Te hablo mientras leo y deshabito el silencio de tu ausencia
grabando en la memoria los nombres y los días
para así reescribirlos en la prosa que te dedicaré.
En la penumbra de mis ojos cerrados
me abro las ventanas a tu vida.
Te hablo de un lugar vedado a los demás
con un hermoso claustro y un jardín
donde crecen los vénetos cipreses.
Espero que vuelvas la mirada
al cuaderno que escribo para ti.
Te digo que la luz se está apagando
te anuncio que el tiempo se me va
que la piel se está quedando fría
que muy lentamente terminaré perdiendo la memoria.
Escrito por Musaraña
Benacazón 16.05.1995
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