Rajoy le cubre pese a la olla a presión del PP
Mariano Rajoy tiene tanta experiencia en trabajar bajo presión, que a veces transmite la sensación de que ni la siente. Aunque ayer, a las 13.33, cuando le llegó el mensaje de elpais.com que confirmaba que el Tribunal Supremo devuelve el caso Camps a Valencia, donde muy probablemente será juzgado, su pierna empezó a moverse a toda velocidad. Es su gesto más claro de incomodidad.
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El líder del PP estaba en su escaño en el Congreso, y aún tenía que preguntar a Zapatero en la sesión de control. Minutos antes departió con Ana Mato y Esteban González Pons para preparar los argumentarios del PP. Pero la decisión ya estaba tomada. Y se mantuvo tras la llegada de la mala noticia: Rajoy respaldará a Camps hasta el final, pase lo que pase. Si quiere dimitir, será bienvenido, pero Rajoy no le va a empujar. Eso aseguran en su entorno.
El líder subió rápidamente a su despacho, y evitó a los periodistas. De nuevo, ni una palabra en un día clave para el caso Gürtel. Tras la reunión de crisis con algunos colaboradores en su despacho, y después de que el líder hablara con Camps para mostrarle de nuevo su apoyo, Ana Mato se encargó de hacer el trabajo político. Llamó a los dirigentes provinciales, en especial al zaplanista José Joaquín Ripoll, para pedirles que apoyaran a Camps en un momento así. Ripoll alegó un problema familiar y evitó incluso acudir a la Junta Directiva que Camps convocó para recibir el aplauso de los suyos.
Si Camps quiere seguir, seguirá, insisten en el entorno de Rajoy. Y eso que la dirección sigue muy preocupada con el estado anímico del presidente, y ha tenido que frenarle alguna iniciativa. Fuentes de la cúpula admiten que se paró un intento de Camps de convocar ahora unas elecciones anticipadas, una especie de plebiscito. La dirección nacional está convencida de que no tiene sentido hacer ahora unas elecciones que el caso Gürtel monopolizaría.
Rajoy está decidido a apoyar a Camps. Aunque se siente en el banquillo. La dirección, que en este caso siempre se ha puesto en lo mejor, sigue soñando con la posibilidad de que no llegue a sentarse. "Somos muy optimistas, ya lo sabes", contestaba un miembro de la cúpula.
Rajoy gana así algo de tiempo. Aunque el PP es ya una olla a presión. En los pasillos del Congreso había prácticamente unanimidad en una pregunta: "¿Por qué no se va Camps ya, si ganamos con cualquier candidato y al final, aunque gane, se tendrá que ir porque está políticamente muerto?" Nadie tiene una respuesta clara. ¿Por qué Rajoy apoya a Camps como no lo ha hecho con ningún implicado en Gürtel? Tampoco hay respuesta, más allá del hecho de que el valenciano forma parte del eje, con Javier Arenas, de los barones que apoyaron a Rajoy en los momentos difíciles, en 2008. Todos temen que se repita el caso Bárcenas: agonía de un año, para dimitir al final después de un enorme deterioro de la imagen de Rajoy.
CARLOS E. CUÉ - Madrid - 13/05/2010
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