Pacto o insolvencia
El castigo de los mercados recuerda la urgencia de un acuerdo entre Gobierno y PP sobre cajas y gasto.
La reunión que hoy mantendrán el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con el presidente del PP, Mariano Rajoy, cobra una importancia crucial a la vista de la complicada situación de las constantes financieras de la economía española. Ayer, como una prueba más de que los inversores no creen en la capacidad de España para recortar el déficit público, el Ibex 35 se hundió estrepitosamente (-5,4%) y el diferencial de la deuda española con el bono alemán superó los 110 puntos básicos. El desplome de los valores empresariales españoles parece no tener fin; el Gobierno está paralizado u ofrece soluciones simbólicas (como el recorte de altos cargos); y, como consecuencia de la torpeza en la gestión de la crisis, los mercados no confían en la solvencia de las finanzas españolas.
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En estas circunstancias dramáticas, el Gobierno y el primer partido de la oposición volvieron ayer a su política favorita: intercambiar reproches pueriles y retórica vacía. Aseguró Rajoy que hoy le dirá al presidente que "se ha acabado el tiempo de perder el tiempo", como si ese tiempo no se hubiera cumplido ya muchos meses atrás y el PP no tuviera responsabilidad alguna por la demora en varias reformas. Zapatero anunció impávido que "pedirá hoy un compromiso" del PP para acelerar las fusiones de las cajas de ahorros (y para respaldar el rescate a Grecia), como si todavía estuviésemos en el inicio de la crisis y no hubiese perdido un tiempo precioso en decidir la reforma financiera.
Pues bien, es imperativo que el Gobierno y el PP lleguen a un acuerdo inmediato sobre un plan de ajuste del gasto que detalle ya de una vez, partida por partida, cómo se va a recortar y en qué condiciones macroeconómicas está fundado el plan de reducción del déficit. A la vista está que el anunciado compromiso de las comunidades autónomas para ahorrar 10.000 millones de euros hasta 2013 se ha quedado en una declaración de intenciones; y que las proyecciones de crecimiento económico que hace el Gobierno son excesivamente optimistas y, por tanto, la predicción de ingreso y de gasto social es insostenible.
Es igualmente obligado que Zapatero y Rajoy acuerden la reforma de las cajas de ahorros. Ese pacto tiene que implicar que el PP aceptará las fusiones, inter o intracomunitarias, y las recapitalizaciones forzosas que el Banco de España considere necesarias. La resistencia política de las autonomías está dañando gravemente la solvencia del sistema financiero; y en ese daño las comunidades del PP tienen gran culpa.
Un acuerdo en ambas decisiones, de forma que se puedan desarrollar de inmediato, sería el mínimo exigible, dada la pérdida de credibilidad de las finanzas públicas y privadas. Ya no es tiempo de retrasos con la coartada de pactos y declaraciones genéricas. Hay que tomar decisiones drásticas antes de que la deuda española se deslice al nivel de la quiebra griega. No basta con decir que España no es Grecia; Zapatero y Rajoy tienen que demostrarlo.
Editorial de EL PAÍS, 05/05/2010
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