martes, 4 de mayo de 2010

Celda 211

Dirección: Daniel Monzón
Intérpretes: Carlos Bardem, Luis Tosar, Antonio Resines, Marta Etura, Manolo Solo.
Año:
2009
Guión: Gandull, Jorge Guerricaechevarría.

El cine de género puede trascender el entretenimiento y la diversión vacua. De Walter Hill a Samuel Fuller, la historia del medio nos ha dejado maravillosos ejemplos de cómo conjugar arte y espectáculo, género y cine de autor. Celda 211 es el nuevo intento de Daniel Monzón de alcanzar este difícil equilibrio. Antiguo crítico de Fotogramas, la filmografía de este sorprendente director español ha ido saltando por temas y géneros poco habituales en el panorama cinematográfico europeo para ajustar ahora cuentas con el thriller carcelario.

Con unos diálogos frescos y nada conceptuales (pesada losa que suele arrastrar el cine de género europeo), el valiente libreto de la cinta reformula el suspense carcelario sacando a la palestra temas de actualidad nacional con un interés más dramático que político. Daniel Monzón logra así de manera muy inteligente la ardua tarea de descontextualizar el género original y huir de los tópicos y clichés más rancios del cine norteamericano para favorecer la creación de un microcosmos que sea verosímil en una realidad como la española.

Celda 211 es un relato órfico de bajada a los infiernos, un ejercicio de manipulación emocional que, a través de la subversión de los roles sociales, utiliza el motín como denuncia de la lamentable situación de las cárceles españolas para ir más allá, y enunciar así un incómodo, transgresor y anárquico mensaje que busca atacar las conciencias del público al que precisamente se dirige. Porque Daniel Monzón plantea en Celda 211 que no hay diferencia entre los seres que habitan a uno u otro lado de las rejas, desdibujando así a través de argucias de guión la frontera entre los que son buenos y los que no lo son. Y ahí entra en juego la mayor baza de la película.

Interpretado por Luis Tosar, Malamadre es el gran espectáculo de la función. Con andares felinos y una mirada que te perdona la vida, cada segundo en pantalla de este carismático personaje hace que la película merezca la pena. Porque como Bagwell o Lecter, Malamadre es un personaje extremo, magnético, un asesino con código ético, peculiar y universal a un tiempo, que no duda en liderar un motín o tomar como rehenes a tres presos etarras si con ello mejora la situación en una penitenciaría que sabe que no abandonará jamás con vida. Y es tal el atractivo de este antihéroe interpretado por Tosar que uno puede olvidar algunos defectos graves que posee la película y que la alejan de la obra maestra que debiera haber sido.

Porque la falta de carisma de su protagonista, algunas decisiones de guión infantiles y poco verosímiles y su cierre simplón, hacen finalmente de Celda 211 una interesante pero irregular película que pudo ser y casi fue.

Siempre nos quedará el recuerdo de Malamadre.

Por Jesús Mesas Silva

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