miércoles, 13 de mayo de 2009

Debatir el futuro

Zapatero toma la iniciativa con medidas de reactivación orientadas al cambio de modelo.

Contra los pronósticos de una intervención rutinaria destinada a recabar los apoyos que le faltan, Zapatero hizo ayer un discurso que supone un giro en la gestión de la crisis económica al proponer, durante el debate sobre el estado de la nación, un conjunto de medidas a corto y largo plazo dirigidas a estimular la economía y a cambiar el modelo de crecimiento.

Las medidas para reactivar la economía y el empleo -eliminación parcial de la desgravación por vivienda, reducción en el impuesto sobre sociedades, ayuda directa de 2.000 euros a la compra de automóviles, entre otras- pretenden actuar directamente sobre los mercados y empresas. Por primera vez, después de más de dos años de crisis y 91 medidas poco coordinadas, el Gobierno adopta iniciativas con probabilidad de éxito para crear simultáneamente empleo y sustituir a medio plazo la economía del ladrillo por un patrón de crecimiento basado en la productividad, la tecnología, la educación y la sociedad de la información.

La reforma de la desgravación fiscal por la compra de vivienda es políticamente arriesgada, pero técnicamente correcta. Su eliminación progresiva, limitada a partir de 2011 a rentas inferiores a 17.000 euros y gradualmente descendente hasta los 24.000 euros, combinada con la equiparación fiscal del alquiler a la compra, debería contribuir a que se venda el stock de vivienda en los próximos 19 meses y a estabilizar el mercado a partir de 2011. La ayuda directa a la compra de coches se basa en los crecimientos de las ventas experimentados allí donde se ha puesto en práctica. La rebaja de cinco puntos en el impuesto de sociedades para las pymes que mantengan el empleo también es coherente.

Zapatero no concretó medida alguna para aumentar las prestaciones sociales de los desempleados, cuando existían fundadas expectativas de que el Gobierno comprometiera más gasto social. Esta ausencia se explica probablemente por su elevado coste presupuestario. La apuesta por incentivos ligados al crecimiento de la actividad y el empleo es más arriesgada, pero más coherente. Con todo, el conjunto de medidas de ayer adolece de cierta imprecisión.

Las leyes que llegarán al Congreso para modernizar la economía forman un paquete muy colmado -Ley de Puertos, Ley del Sector Audiovisual, reforma de los organismos reguladores, nueva Ley de Ciencia y Tecnología-, pero destacan tres compromisos: que los 420.000 alumnos de 5º de Primaria dispongan de un ordenador personal, un fondo de financiación para la economía sostenible de 20.000 millones y una dotación de 70 millones para reciclaje de licenciados en paro.

Rajoy tenía ayer la oportunidad de contribuir al debate sobre el cambio de modelo económico y la perdió con un discurso encastillado en la descalificación retórica. Es lógico que el jefe de la oposición pase factura por el tiempo perdido por el Gobierno antes de entender lo que pasaba, pero incoherente que critique con igual fervor la rectificación, incluyendo un plan de conjunto en el que encajan las dispersas medidas anteriores. Ni siquiera se atrevió a concretar qué reforma laboral propone o si incluye abaratar el despido. Si el PP tiene un plan económico, no lo enseñó. Comete un error si renuncia a debatir los términos de la modernización económica. Éste es el momento, y si se deja pasar será demasiado tarde.

En un discurso muy inspirado en la onda de Obama, Zapatero pareció abierto a un acuerdo con el PP, incluso recogiendo sugerencias genéricas de ese partido antes desoídas. Pero sobre todo, tomó la iniciativa de plantear lo que piensa que hay que hacer, pidiendo apoyo para hacerlo. Lo cual es diferente de plantear sólo aquello que pueda ser apoyado por determinados grupos cuyo concurso necesita.

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Discurso de Zapatero:

Editorial EL PAÍS, 13/05/2009
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