Revolutionary Road (2008)
Dirección: Sam Mendes.
Países: USA y Reino Unido.
Año: 2008.
Duración: 119 min.
Género: Drama.
Interpretación: Leonardo DiCaprio (Frank Wheeler), Kate Winslet (April Wheeler), Michael Shannon (John Givings), Kathryn Hahn, David Harbour, Kathy Bates (Helen Givings).
Guión: Justin Haythe; basado en la novela de Richard Yates.
Producción: John N. Hart, Scott Rudin, Sam Mendes y Bobby Cohen.
Música: Thomas Newman.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Tariq Anwar.
Diseño de producción: Kristi Zea.
Vestuario: Albert Wolsky.
Los premios que se lleve esta película son merecidos, porque ésta tiene una densidad y una hondura en su planteamiento y resolución que un servidor no tiene ocasión de ver con frecuencia en la pantalla grande.
De entrada decir que la pareja protagonista formada por Kate Winslet y Leonardo DiCaprio están formidables, porque son ellos los que sobre sus espaldas cargan el peso de toda la película. Hay algunos secundarios, pero son ellos dos los que nos ofrecen unas de las interpretaciones más portentosas de los últimos tiempos. Hay tiempo para el amor, la pasión, los celos, el odio y la venganza, en un escenario reducido como es el hogar. Aunque April sueñe con ir a Paris, cambiar de aires y de vida, y empezar una nueva a fin de sentirse viva de nuevo, toda vez que sus días como ama de casa al cuidado de sus dos hijos no hacen más que sumirla en un vacío existencial, veremos como ellos por muy especiales que sean acaban siendo igual de aburridos y grises que el resto de los mortales.
Él, es Frank, un joven apuesto y charlatán, cuyo padre trabajó para la misma compañía para la que ahora él está empleado, en una labor que no le gratifica para nada, trabajando editando catálogos, en un edificio aburrido con compañeros igual de sosainas que él, una labor empero que le permite comer y alimentar a su familia.
Ella es April, actriz en ciernes, poco exitosa, que acaba asumiendo a regañadientes su papel de ama de casa y perfecta esposa, dispuesta a dejar que su marido esté con una mano sobre la otra en territorio Galo hasta que encuentre su auténtica vocación, ese destino para el que está llamado, pues no quiere permitir que su marido sea otro de esos hombres frustrados a los que la vida sume en la monotonía, volviéndolo vulgar, ellos, que son especiales o así se lo hacen creer los amigos con los que frecuentan.
El cara a cara de los protagonistas, sus encuentros y desencuentros, los temas planteados, tales como el aborto, las esperanzas incumplidas, el efecto de las infidelidades, los sueños rotos, los proyectos comunes irrealizables, la fidelidad al acomodo, la cobardía ante el cambio, su escaso afán crítico, etc, son de tal intensidad que las dos horas que dura la película se pasan en un suspiro, con un final sobrecogedor a la par que esperado.
El tiempo la juzgará pero creo que Revolutionary Road está llamada a ser considerada una de las grandes películas, por lo que cuenta y por cómo se cuenta, con un DiCaprio y una Kate Winslet que a años luz de Titanic nos ponen los pelos de punta y una y otra vez con sus encontronazos y diferencias.
Gran parte del éxito de la película radica en la puesta en escena del libro de Richard Yates (1926-1992), escritor americano que escribió Vía Revolucionaria en 1961, finalista del National Book Award en 1961, autor que supo plasmar a la perfección a esas personas de clase media, vulgares, solitarios y mediocres, silenciados por la televisión, adormecidos por el consumo y las palomitas. Gente que dejó de soñar al conseguir un empleo. Algunos como April, una soñadora nata, lo pasarían mal, sufrirían en su situación, pero acabarían teniendo rollos eventuales con vecinos mediocres y feos, moviendo las aguas hediondas que hay bajo sus pies, asumiendo la grisura del presente, con una sonrisa que no es otra cosa que la mueca triste de una marioneta a la que le evisceraron hace años.
por Popeye Doyle
No hay comentarios:
Publicar un comentario