Que puedo hacer, amigo mío
Que puedo hacer, amigo mío,
para que dejes de estar triste.
Has comenzado a darte cuenta
del sabor tan amargo que tiene el estar solo,
se mueven por la casa todos ellos
y ni uno solo te acompaña.
Día a día sucede el deterioro
como un río de agua sucia
y de esa relación ves imposible salvar nada,
vas deshabitándote de todo,
deteniendo las preguntas en los labios,
dejando salir los silencios silbando de las camas,
y esperas ansioso, que al amparo de la noche,
al igual que sucede bajo el pañuelo del ilusionista,
un golpe de efecto te transporte y transmigre
allí donde el silencio no golpee la vida con palabras
y se estanquen las voces en la calma de un pozo de ternura.
Te enseñaré a levantar la noche con tus manos,
a medir los latidos de las olas,
a besar el aromoso y suave tejido de las flores,
a vencer la tristeza cantándole a la luna,
hablaremos y callaremos muy juntos tomados de la mano
pero además,
inventaremos la risa en la liviana frontera de los labios.
Escrito por Musaraña
Benacazón 06.10.1991
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