sábado, 13 de septiembre de 2008

Otra derrota de Ibarretxe

El 'lehendakari' cosecha un fracaso jurídico que simplemente confirma sus errores políticos.

Ibarretxe ha sufrido ahora una derrota jurídica: el Tribunal Constitucional anuló por ilegal el referéndum disfrazado de consulta que promovió y fue convocado mediante una ley votada en el Parlamento vasco, después de su aprobación por su Gobierno. Pero esa derrota es continuación de una derrota política previa.

El primer plan Ibarretxe, nacido como un intento de dar continuidad al Pacto de Lizarra, pretendía ligar la apertura de un proceso hacia la independencia con el fin de ETA. Una década después de aquel pacto y tras un lustro de sucesivos planes, el lehendakari sigue sin haber conseguido asociar a su propuesta a los partidos que quedaron fuera de Lizarra, y que representan a casi la mitad de la población. Y, aunque de vez en cuando la izquierda abertzale le preste un voto para que prosiga con su desafío, tampoco ha conseguido la adhesión de ese sector, desmintiendo su mensaje de que la consulta era la llave para el fin de la violencia.

El resultado fue la aprobación por un solo voto (34-33) de la convocatoria de una consulta que, dice el Tribunal Constitucional, es en realidad un referéndum consultivo, para el que la comunidad autónoma carece de competencias, y cuyo objetivo es poner en marcha un proceso de modificación unilateral de las relaciones entre el País Vasco y el Estado español, sin respetar los procedimientos de reforma previstos en la ley.

Se trata, por tanto, de una iniciativa ilegal, pero también políticamente fallida; y desleal, en la medida en que rompe el compromiso de que cualquier cambio del marco institucional requeriría un apoyo como mínimo igual al que tuvo el Estatuto de Gernika. Ahí desaprovechó Ibarretxe la oportunidad de encontrar una salida digna del laberinto en que había metido a su partido. Pero le faltaron reflejos o altura de miras. Y aunque haya simulado saber lo que iba a hacer tras ese fracaso, su actitud ha demostrado lo contrario.

Fingió incredulidad ante la posibilidad de que su propuesta fuera impugnada por el Gobierno, y cuando lo fue hizo dos cosas contradictorias: presentar unas alegaciones en las que restaba importancia a la consulta, mera encuesta para conocer la opinión de la gente; y considerar que el recurso del Gobierno suponía liquidar el autogobierno y amordazar al pueblo vasco.

Su reacción de ayer fue en esa misma dirección, manteniendo la idea de un recurso en Estrasburgo por vulneración de derechos humanos, de acuerdo con el propósito que adelantó el 20 de agosto: "Ubicar en la agenda de debate en Europa la capacidad del pueblo vasco para ser consultado". Que ése sea un derecho humano resulta discutible, y poco creíble que corresponda definirlo a esta institución europea.

Entretanto, Euskadi sigue siendo una de las pocas autonomías que no han iniciado la reforma de su Estatuto: lo cual es otra derrota política de Ibarretxe, cuya posible candidatura para volver a ser lehendakari se comienza a debatir en el PNV dentro de dos semanas.

EL PAIS, 13/09/2008

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