Inquieta, absorta
Una casa vacía con un reloj que da las horas.
Los gestos detenidos
para así no influir al igual que la luna influye en las mareas,
hablamos.
Olor de mar en calma,
las palabras se mueven al igual que se mueven las medusas.
Apenas palabras mojadas de vida,
apenas palabras que nunca me entiendes.
Sobre el musgo enfermo, olor a mar bravío.
Y otra vez propongo un viaje por tu frente.
Aromada por tu piel no te seré ajena.
Dejemos transcurrir los silencios.
Miremos de frente la verdad para así acomodar nuestros destinos.
Yo quiero que el mío navegue ríos de aguas blancas.
Que el día, al despertar, brote incontenible por mi cuerpo.
Quiero que allí donde estemos nosotros,
los hombros enlazados derramándose en ternura
haya siempre tibieza.
Escrito por Musaraña
Benacazón 03.08.1991
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