martes, 1 de mayo de 2012

Y LA MUERTE NO TENDRA SEÑORIO


Y la muerte no tendrá señorío. 
Desnudos los muertos se habrán confundido 
con el hombre del viento y la luna poniente; 
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los 
limpios, 
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies; 
aunque se vuelvan locos serán cuerdos, 
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo, 
aunque los amantes se pierdan quedará el amor; 
y la muerte no tendrá señorío. 

Y la muerte no tendrá señorío. 
Bajo las ondulaciones del mar 
los que yacen tendidos no morirán aterrados; 
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden, 
amarrados a una rueda, aún no se romperán; 
la fe en sus manos se partirá en dos, 
y los penetrarán los daños unicornes; 
rotos todos los cabos ya no crujirán más; 
y la muerte no tendrá señorío. 

Y la muerte no tendrá señorío. 
Aunque las gaviotas no griten más en su oído 
ni las olas estallen ruidosas en las costas; 
aunque no broten flores donde antes brotaron 
ni levanten 
ya más la cabeza al golpe de la lluvia; 
aunque estén locos y muertos como clavos, 
las cabezas de los cadáveres martillearan margaritas; 
estallarán al sol hasta que el sol estalle, 
y la muerte no tendrá señorío.

Dylan Thomas

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