¿Qué harías si te encontraras 1 millón de dólares? - La historia del estibador que lo vivió
Vas en tu auto, delante tuyo transita un furgón blindado. De repente, las puertas traseras se le abren y caen dos bolsas al suelo. Te detienes, el corazón te palpita porque el contenido de las bolas es casi obvio. Las agarras y te vas rápido a tu casa. Abrís las bolsas y volcáis el contenido sobre la cama. Miles de billetes inundan ahora el colchón. Parece un guión, pero es realidad. Esta es la historia de Joseph “Joey” Coyle, el hombre que hizo realidad el sueño de cualquiera. Pero ¿a qué costo?
Era una fría mañana del 15 de febrero de 1.981 en Filadelfia (Estados Unidos). Joey Coyle conducía su auto y lo acompañaban dos amigos. Un tráfico tranquilo les permitía manejar con relativa tranquilidad. Pero hacía un par de minutos que el camión blindado de Purolator Armored Services iba adelante. Ya quería pasarlos.
De repente, asombrados, observaron cómo se abrieron las puertas traseras del furgón y cayeron dos bolsas. Joey se detuvo, asombrado. Vieron que el transporte de caudales nunca se detuvo. Sus conductores no se habían dado cuenta, cuando lo hicieran, ya sería tarde. Joey se bajó, tomó las dos bolsas y se dirigió a su humilde casa de los suburbios de Filadelfia.
¿Quién era Joey?
Joey era un estibador de puerto desempleado, con algunos problemas de adicción a las drogas. Y acababa de cumplir el sueño de cualquier ser humano, sobre todo de aquellos aficionados al juego. ¿Quién no soñó alguna vez ganar una cantidad semejante en algún juego de azar? ¿Cuánto daría un jugador de las máquinas tragamonedas de un casino por hacer un triplete y ganar una cantidad similar? Joey lo consiguió, y sin jugar a nada, sin esfuerzos. Sin embargo, ese 1.2 millón de dólar (esa era la cifra exacta, un millón doscientos mil dólares) estaba lejos de ser la felicidad soñada.
¿Qué hizo Joey con esa suma? Las crónicas del caso señalan que se embarcó en 1 semana de euforia y paranoia. Se sentía perseguido, y de hecho lo estaban buscando. Pensaba que cada uno que hablaba en secreto cerca de él, estaba refiriéndose a su dinero.
También se sabe que gastó mucho dinero en pocos días, debe haberlo disfrutado, aunque no hay muchos detalles sobre en qué lo hizo. Sobre esta historia se hizo una película, Money for Nothing, protagonizada por John Cusack ,y también un libro escrito por Mark Bowden titulado Finders Keepers. Al parecer, el film no fue demasiado fiel a la verdadera historia.
Su escasa preparación tal vez no lo ayudó a saber qué hacer con el dinero. Gastó una buena parte en forma veloz. Durante un tiempo se convirtió en una leyenda popular de Filadelfia,ya que supo regalar billetes de 100 dólares a la gente con la que se iba encontrando. Hablaba mucho del tema.
Esta historia increíble que empezó con un “regalo del cielo” (o del tránsito) comenzó a escribir su final en el aeropuerto Keneddy, cuando Joey fue arrestado mientras se aprestaba a volar a Acapulco, México.
Llevaba consigo, en sobres disimulados en sus tobillos y medias, 105.000 dólares en 21 sobres de 5.000 dólares cada uno.
Un año después de vivir el día con el que sueña toda persona, Joey afrontó un juicio en su contra (sus dos amigos, quienes presuntamente colaboraron con las autoridades, no fueron acusados).
El jurado lo encontró inocente por locura temporal. La compañía dueña del dinero recuperó 190.000 dólares del monto original.
Doce años después de aquél día, Joseph Coyle fue hallado muerto en su sótano. Se había suicidado. La crónica de su muerte del New York Times señala que Joey nunca pudo superar la muerte de su madre. Lo sobrevivió una hermana, remata el artículo periodístico norteamericano.
También lo sobrevivió una historia fascinante de un sueño hecho realidad. Una mochila de dinero que, tal vez, fue una mochila que llevaba mucho más que dinero, peso que el estibador no pudo soportar.Vía:
Nota 1: Esta historia se me ocurrió porque esta semana MzaBlog llegó al millón de visitas (gracias a todos), por lo que quería hacer algo relacionado a esta cifra tan redonda y simbólica. Encontré esta historia haciendo búsquedas relacionadas en buscadores.
Nota 3: La foto del inicio la saqué de acá
Nota 4: La imagen que hay en medio del texto la hallé en Google Images y tiene como fuente original este blog.
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