lunes, 21 de mayo de 2012

In Memoriam de Consuelo Ruíz Ibáñez

Al enterarme de la dura partida de tu madre, oh mi buen amigo Pedro, me vienen a la mente las bellas palabras del poeta cuando dice:

Artifex vitae artifex sui
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Siéntenos más a tu lado que nunca en estos momentos, Pedro buen amigo, y piensa que estará donde siempre soñó estar.

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