El consuelo
Cuando no tolero la vida decadente
y toda la inmundicia me toma como presa;
cuando todo lo insípido se torna omnipresente
hay algo que consuela, y eso es la belleza
de la mujer que pasa: su paso me redime
los frígidos entornos, me olvido de una pena.
De su pollera cae la flor de lo sublime
como el ayer proustiano desde una magdalena.
Podrá ser mala o buena, no importa mientras miro
sus ojos parecidos al dios en que no creo;
será hasta que se pierda, camina y yo la miro,
será hasta que me pierda, camina y yo la veo,
mientras olvido todo, mientras largo un suspiro,
mientras olvido todo aquello que es tan feo.
por Alejandro Marzioni
No hay comentarios:
Publicar un comentario