Gran Torino (2008)
Dirección: Clint Eastwood.
País: USA.
Año: 2008.
Duración: 116 min.
Género: Drama.
Interpretación: Clint Eastwood (Walt Kowalski), Christopher Carley (padre Janovich), Bee Vang (Thao), Ahney Her (Sue), Brian Haley (Mitch), Geraldine Hughes (Karen), Dreama Walker (Ashley), Brian Howe (Steve), John Carroll Lynch (Martin), William Hill (Tim Kennedy), Brooke Chia Thao (Vu).
Guión: Nick Schenk; basado en un argumento de David Johannson y Nick Schenk.
Producción: Clint Eastwood, Robert Lorenz y Bill Gerber.
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens.
Fotografía: Tom Stern.
Montaje: Joel Cox y Gary D. Roach.
Diseño de producción: James J. Murakami.
Vestuario: Deborah Hopper.
Clint Eastwood tiene ahora en cartelera, El intercambio, de la que pusimos la crítica hace unos días. En Febrero de 2009 se estrena Gran Torino, pero en cuak, ya la hemos visto y paso a comentarla.
El título no tiene ninguna reminiscencia italiana, y Gran Torino no es otra cosa que la marca de un coche. El protagonista es Watl Kowalski, un octogenario que acaba de perder a su mujer, mientras es palpable el distanciamiento que hay con su familia. Además tras el funeral, a Walt le recomiendan ir a una residencia, mientras ellos se quedarán con la casa y demás bienes personales.
Walt es un cascarrabias, que parece estar amargado, despotricando de todo, ex-combatiente en Korea, aficionado a las armas, el cual al ver como se comporta la juventud no puede menos que poner el grito en el cielo, ante sus groserías y su falta de educación, añorando aquellos maravillosos años donde reinaba el orden, el respeto y la educación.
El caso es que como vecinos Walt tiene a una familia asiática, con la que apenas tiene trato. Una noche Walt oye como alguien trata de entrar en su garaje a robarle el auto. El ladrón no es otro que Thao, el hijo de la familia que vive a su lado. Una panda de adolescentes chinos quiere que Thao forme parte de la misma. Un día que quieren llevárselo con él, aparece Walt poniendo orden y como muestra de gratitud, además de recibir toda clase de ofrendas y presentes de sus vecinos, querrán que Walt coma con ellos.
Como es cierto que no se puede juzgar lo que no se conoce, Walt verá como en el fondo todos somos parecidos, y que en todos los sitios se puede encontrar la belleza. Así Walt apreciará el concepto de familia de sus vecinos, mientras que él, pasa el tiempo sólo, acompañado su perra, con una salud preocupante que le hace vomitar sangre.
Como agradecimiento sus vecinos le dejan a Thao una semana como chico de los recados. Walt, que ve que con su familia no tiene nada que hacer, quiere ayudar al joven e incluso le ayudar a encontrar un empleo, mostrándole a su vez en qué consiste vivir, cómo defenderse en esa jungla que es la vida entre adultos.
Es de esperar que entre Thao y Walt surja una bella amistad, una relación como la de un abuelo-nieto, no está exento de cariño y ternura, si bien Walt muestra estos sentimientos a su manera, incapaz de pedir ayuda o de agradecer las cosas que se le ofrecen.
Thao tiene una hermana, Sue, a la cual los pandilleros como venganza por no haber accedido Thao a ir con ellos de pandillero juvenil, le dan una reprimenda. Walt que tiene una relación especial con el joven cura del barrio, al que finalmente le deja ver su lado más humano en confesión, debe actuar ante el ataque infringido a Sue, una joven con la que hace buenas migas desde el principio, sin que a ésta le intimide la altura de Walt, su rostro adusto, sus palabras frías, convencida de que es sólo una fachada y que debajo hay un “buen hombre“.
La película se toma su tiempo, de ahí que dure casi dos horas, el tiempo necesario para mostrar el cambio que experimenta Walt al contacto con sus vecinos. El final es épico. Walt guarda un secreto, tiene una herida que los años no han conseguido cauterizar, y ahora en las postrimerías de la muerte, siente que tiene una oportunidad de cambiar las cosas, de corregir su error, de hacer algo bueno antes de dejar este mundo y en eso se afana, dejándonos destrozados con su acción.
Clint Eastwood sabe qué contar y cómo contarlo y nos deja una película notable, quizá un poco plomiza en su primera hora, pero descomunal en su tramo final, la cual y a pesar de su dramatismo y de su infinita tristeza nos brinda algunos momentos cómicos impagables, como la escena en la que Walt está en la consulta, rodeado de americanos inmigrantes, y la enfermera hace el llamamiento preguntando por un tal Coski…hasta que Walt entiende que se refiere a él. No son los americanos los que pronuncian mal los nombres no autóctonos, sino que ahora son los inmigrantes de 1ª o 2ª generación los que no saben pronunciar los nombres americanos.
Genial.
Escrito por Popeye Doyle
No hay comentarios:
Publicar un comentario