007: Casino Royale
Casino Royale (007: Casino Royale, 2006)
Dirección: Martin Campbell.
Reparto: Daniel Craig (James Bond), Eva Green (Vesper Lynd), Mads Mikkelsen (Le Chiffre), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Judi Dench (M), Giancarlo Giannini (Mathis), Caterina Murino (Solange), Simon Abkarian (Dimitrios), Jesper Christensen (Sr. White), Ivana Milicevic (Valenka), Tobias Menzies (Villiers), Sébastien Foucan (Mollaka), Isaach De Bankole (Obanno).
Guión: Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis; basado en la novela de Ian Fleming.
Producción: Michael G. Wilson y Barbara Broccoli.
Música: David Arnold.
Fotografía: Phil Méheux.
Montaje: Stuart Baird.
Diseño de producción: Peter Lamont.
Vestuario: Lindy Hemming.
USA, Reino Unido, Alemania, República Checa, 2006.
Preparando el estreno este próximo viernes de la nueva peli de James Bond, que no pienso perderme y os daré buena cuenta, me he visto la anterior entrega, que aún tenía pendiente. Esta fue la primera película de la saga protagonizada por el entonces no demasiado famoso, aunque sí conocido, Daniel Craig. A pesar de no tenerlas todas consigo, pasó bien la prueba y ya parece consolidado para el personaje lo suficiente como para protagonizar alguna peli más.
Craig parecía que le iba a dar a Bond un aspecto más de marrullero que de elegante, pero se suaviza con sus trajes y pajaritas. Sigue teniendo la misma capacidad de encajar golpes, pero se le ve más ágil y musculoso que en otras ocasiones. Es creíble y sigue teniendo atractivo para las mujeres que le persiguen y ofrece espectaculares escenas de acción en seguimiento de los malos de turno.
La película se centra en un momento de la vida de James Bond crucial, su primera misión en el MI6 al servicio de la Reina y a las órdenes directas de M, su superior, que sigue siendo interpretada por la veterana Judi Dench.
A pesar de ser su primera misión, o precisamente por ello, vemos ironizar sobre varios aspectos clásicos en Bond. Por ejemplo, no es un spoiler contaros que la película finaliza con su popular frase de: “Me llamo Bond, James Bond”. Varias veces se hace referencia a su afición a las mujeres y su falta de compromiso con ellas. Al principio lo vemos conduciendo un Ford pero enseguida se hace con un Aston Martin clásico como el primero que utilizaran sus predecesores y más tarde con uno más moderno. Sobre su bebida favorita también se ironiza de forma graciosa. Hay un momento en que pide al camarero el clásico Martini con Vodka y él le pregunta. “¿Agitado o mezclado?” a lo que Bond responde: “¿Tengo pinta de que me importe?”.
La acción se va trasladando desde la típica escena inicial (esta vez en blanco y negro) antes de los coloristas y también típicos créditos (sin siluetas femeninas agresivas y bailongas),en Praga, a Londres (sede del MI6), Bahamas (donde Bond se recluye), Montenegro (lo principal de la trama) y Venecia (la escena final).
Las películas de Bond son casi un género en si mismas y en esta ocasión discurre de forma un poco inusual. Empieza con mucha acción, hay un par de escenas de persecución realmente impactantes y muy bien rodadas. A lo largo de la película hay algunos de los clásicos tiroteos que acaban como las estadísticas de las películas de Rambo que os dejé hace poco, sin resultados significativos para él.
Una de las cosas que quizás falle en esta película es el malo, que no le veo con la suficiente maldad como para ser uno de esos personajes que pervive. Lo encarna el danés Mads Mikkelsen (Torremolinos 73, Wilbur se quiere suicidar, Después de la boda) y es muy soso. Su rasgo significativo son las lágrimas de sangre que brotan de su ojo birojo. Un asco. Además tiene un oscuro pasado (pretendo ser irónico) como cerebrito de las matemáticas. Bond se las ve con él principalmente en una larga y llena de acción (ironía de nuevo) escena de póker que es el centro de la trama. Ahí la peli se vuelve algo lenta. Sí, luego hay una sesión de tortura, pero tampoco es para tanto. La cosa termina en Venecia con un derrumbe acuático espectacular, pero que no llega al nivel con el que se inicia la peli.
Por supuesto sigue habiendo chicas Bond, pero tampoco es tan destacable. Con la primera hace un amago de revolcón, a lo único que le da tiempo. Es la bella italiana Caterina Murino y el doblaje que le han plantado en español le quita atractivo, francamente. No he podido ver quien lo ha hecho en la página de eldoblaje.com que suele ser bastante completa. Si he visto que al personaje de Mathis lo doble Miguel Ángel Jenner, el padre de la actriz Michelle Jenner, que también suele hacer doblajes.
Pero la chica Bond principal es Eva Green, que no muestra tanta chicha como en su debut con Soñadores, sería difícil e impropio de una película de Bond. De hecho nos muestra más sus dotes interpretativas que las físicas y está muy bien en su papel de burócrata compañera de Bond, a quien hace perder la cabeza. Precisamente por el recato de las chicas Bond, por primera vez una película de esta saga pasó la censura china.
Para más datos, recordamos varias escenas de chicas Bond saliendo del mar como diosas Venus, sobre todo Ursula Andress (James Bond contra el Dr. No) o recientemente Halle Berry (Muere Otro Día). Aquí el que sale del mar con un bañador cedido y en actitud provocativa es ¡el propio Bond! La paridad también ha llegado a la saga Bond.
Decir también que la película vuelve a estar llena de publicidad. Lo del Aston Martin ya lo hemos comentado, se espera. Los portátiles VAIO también destacan. Sobre los relojes llegan a meterlo en el guión, cuando le preguntan ¿es un Rolex? Y él responde que no, que es Omega. Además es gracioso que el MI6 tenga que buscar la información en Google, como se ve claramente en otra escena.
Escrito Mr. McGuffin
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