Las palabras son suaves como el musgo
y traducen mi sentir para que vuelvas,
pero la luz apagada de tu antorcha,
que esconde en el olvido nuestra historia,
las hace innecesarias.
Arrojaré las palabras más allá de la memoria
para destruir el germen de mi desasosiego,
las vaciaré de todo su sentido
y caerán en el túnel inerte del tiempo.
Pero escúchame bien, pues haré todo esto
para evitar que las palabras
nombren las cosas que tu y yo conocemos.
Escrito por Musaraña
Benacazón 16.01.1995
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