El tiempo se alarga como una calle recta si apareces
Juego entonces a ser indiferente, a amarte sin sentirte
a tomarte las manos hilando caricias con los dedos,
pero me queda poco tiempo y al estar tú tan cerca
me crece la ternura y el miedo de quererte.
La brisa es ese aire transparente que suave me acompaña
me duermo sin fatiga, sin casi darme cuenta
que se ha escapado el tiempo.
Tu presencia ausente repite mi naufragio
se me pierde tu tacto, olvido tu mirada
y Hermes, merodeador nocturno,
aprovecha el silencio de la noche
me transporta a la cólquida, al confín del mundo.
Allí, sobresaltado ya mi sueño,
esperaré que la deshabitada, aparezca,
si aún me queda tiempo.
Escrito por Musaraña
Benacazón 11.03.1993
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