domingo, 27 de mayo de 2007

Descartes

Dieciséis años después de la muerte de Descartes en Estocolmo, el cadáver fue exhumado a petición de sus amigos y trasladado a París, excepto el dedo índice derecho, que se lo quedó elembajador de Francia. Este alegó que “quería poseer el dedo que había escrito las palabras Cogito, ergo sum.” En el viaje, un capitán de la guardia sueca sustituyó el cráneo del filósofo por el de otro difunto. El cráneo verdadero fue decorando las vitrinas de una serie de coleccionistas,hasta que cayó en manos del químico sueco Berzelius, quien se lo ofreció definitivamente al naturalista francés Cuvier.

Desarrollo de la Teoría del Conocimiento de Descartes.

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