Celda 211
Países: España y Francia.
Año: 2009.
Duración: 110 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Luis Tosar (Malamadre), Alberto Ammann (Juan Oliver), Antonio Resines (Utrilla), Marta Etura (Elena), Carlos Bardem (Apache), Manuel Morón (Almansa), Luis Zahera (Releches), Vicente Romero (Tachuela), Fernando Soto (Armando), Manolo Solo (director de la cárcel).
Guión: Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón; basado en la novela de Francisco Pérez Gandul.
Producción: Emma Lustres, Borja Pena, Juan Gordon y Álvaro Augustin.
Música: Roque Baños.
Fotografía: Carles Gusi.
Montaje: Mapa Pastor.
Diseño de producción: Antón Laguna.
Vestuario: Montse Sancho
Celda 211, es un thriller soberbio, portentoso y musculado, con un ritmo trepidante que no pierde fuelle durante casi dos horas y cimentado en la memorable interpretación de un Luis Tosar que a día de hoy para quien escribe es el mejor actor que tenemos en nuestro país. Cuenta con un guión que se las trae, y una puesta en escena que no rehuye la violencia explicita, como el inicio de la cinta con un preso abriéndose las venas con una cuchilla, un suicidio que se nos muestra en toda su crudeza.
Luego veremos como un nuevo funcionario de prisiones el día anterior a su incorporación decide pasarse por la cárcel a conocer a sus nuevos compañeros, dejando en casa a su mujer embarazada de seis meses, el mismo fatal día en el que los presos con Malamadre a la cabeza deciden amotinarse. El nuevo funcionario tras sufrir un impacto en la cabeza es trasladado a la Celda 211 y allí a la vista del motín es abandonado por sus compañeros. Ante esta situación si los presos conocen su identidad durará menos allá dentro que un fajo de billetes en la mano de un ludópata. Salvar el pellejo, prolongar así su existencia unas horas, pasa por similar ser un preso más, poniendo toda su inteligencia en pos de una interpretación abonada de mentiras que le permita salir adelante. Luego la historia se echa a rodar y ya no hay tregua. Además de esta lucha por la supervivencia están presentes otras historias, como la presencia de los presos etarras en la cárcel, que actuarán como moneda de cambio para una posible negociación y su estatus en la trena de inviolables, la mano dura con la que actúan los antidisturbios, los códigos de honor y deshonor (ya que en última instancia cada cual se busca la vida como puede) de los presos, y lo frágil que es el muro que separa la felicidad de la desgracia, cuando la vida te acorrala y la mala suerte te hace un traje (a rayas).
Otro acierto más es que no hay moralina alguna que valga, ni finales felices, ni los manidos tópicos carcelarios. Malamadre es para nosotros un perfecto desconocido, dado que nada sabemos de él, ni donde nació, ni lo que le llevó a la cárcel, ni que mundo le espera fuera, si es que sale algún día, sólo que es un tipo no especialmente despierto, pero sí violento, superviviente nato, que con sus cuatro reglas, piensa más en los demás que en sí mismo.
Bien por Daniel Monzón, director del film, bien por Tosar, Resines, Etura, Bardem, etc, por un guión que no deja cabos sueltos, por una historia que además de divertir plantea ciertos temas en los que el espectador curioso puede ahondar.
Como anécdota señalar que al menos hubo un espectador en nuestra sala a quien la película le debió parecer soporífera porque se pasó las dos horas roncando a todo volumen, desde las 5 y pico hasta pasadas las siete, todo desparramado en su butaca, hasta que cuando acabó el film entreabrió a los ojos, con ceño extrañado de que quienes bajábamos las escalera nos fuésemos de la sala riéndonos a carcajada limpia.
Celda 211 es una buena excusa para ir al cine y ver una peli española de calidad.
por Popeye Doyle
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