miércoles, 24 de marzo de 2010

Y en medio de la noche un puente

Un cosquilleo de sangre me baja de los hombros
sacude mi cintura,
escurre por mis piernas
y llegando a mis pies
se derrama
marítimo
infinito
nocturno.

Cruzándolo
volví atrás la historia de todo cuanto quise
y llegados al mar, sentados frente a él,
los hombros abrazados
absorbidos por esa inmensidad que es el Océano,
vigilados por los ojos de la luna,
uno abismo, otro nieve, el tiempo se infinita
el silencio enmudece las pasiones
hasta que el chasquido de un guijarro
arrastrado por la ola
precipita la caída del sueño.
Lo oscuro, que baja hasta los ojos
incita a amarse a bocajarro
a injuriarse los cuerpos a mordiscos
pues la noche, para algunos
es la soledad más absoluta
y apaga con sudor el fuego provocado.

Escrito por Musaraña
Benacazón 05.08.1991

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