viernes, 7 de septiembre de 2012

En un charco


No vengas ahora. (No vengas ahora,
aunque es de noche.)
Huye.
Hay días malos, días que crecen
en un charco de lágrimas.

Escóndete en tu cuarto y cierra la puerta y haz un nudo 
                                                                en la llave,
y mírate desnuda en el espejo, como 
en un charco de lágrimas.

Me acuerdo que una vez me mordiste los ojos.
Se te llenó la boca de pus y hiel; pisabas
en un charco de lágrimas.

Despréciame. Imagíname convertido en una ruta gris,
sucia, babeante, con las tripas esparcidas
en un charco de lágrimas.

Blas de Otero

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