miércoles, 1 de febrero de 2012

ORIENTAL


Dueña de la negra toca, 
la del morado monjil, 
por un beso de tu boca 
diera a Granada Boabdil.

Diera la lanza mejor 
del Zenete más bizarro, 
y con su fresco verdor 
toda una orilla del Darro.

Diera la fiesta de toros, 
y si fueran en sus manos, 
con la zambra de los moros 
el valor de los cristianos.

Diera alfombras orientales, 
y armaduras y pebetes, 
y diera... ¡que tanto vales!, 
hasta cuarenta jinetes.

Porque tus ojos son bellos, 
porque la luz de la aurora 
sube al Oriente desde ellos, 
y el mundo su lumbre dora.

Tus labios son un rubí, 
partido por gala en dos... 
Le arrancaron para ti 
de la corona de Dios.

De tus labios, la sonrisa, 
la paz de tu lengua mana... 
leve, aérea, como brisa 
de purpurina mañana.

¡Oh, qué hermosa nazarena 
para un harén oriental, 
suelta la negra melena 
sobre el cuello de cristal,

en lecho de terciopelo, 
entre una nube de aroma, 
y envuelta en el blanco velo 
de las hijas de Mahoma!

Ven a Córdoba, cristiana, 
sultana serás allí, 
y el sultán será, ¡oh sultana!, 
un esclavo para ti.

Te dará tanta riqueza, 
tanta gala tunecina, 
que ha de juzgar tu belleza 
para pagarle, mezquina.

Dueña de la negra toca, 
por un beso de tu boca 
diera un reino Boabdil; 
y yo por ello, cristiana, 
te diera de buena gana 
mil cielos, si fueran mil.

José Zorrilla

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