domingo, 26 de febrero de 2012

CANCIÓN DE LA NIEVE QUE UNIFICA AL MUNDO


Somos hombres, Señor, y lo viviente 
ya no puede servirnos de semilla; 
entre un mar y otro mar no existe orilla; 
la misma voz con que te canto miente. 

La culpa es culpa y oscurece el bien; 
sólo queda la nieve blanca y fría, 
y andar, andar, andar hasta que un día 
lleguemos, sin saberlo, hasta Belén. 

La nieve borra los caminos; ella 
nos llevará hacia Ti que nunca duermes; 
su luz alumbrará los pies inermes, 
su resplandor nos servirá de estrella. 

Llegaremos de noche, y el helor 
de nuestra propia sangre Te daremos. 
Éste es nuestro regalo: no tenemos 
más que dolor, dolor, dolor, dolor.

Luis Rosales

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