domingo, 19 de abril de 2009

Indomable Nadal

TENIS MASTERS DE MONTECARLO

El número uno vence a Djokovic en la final de Montecarlo por 6-3, 2-6 y 6-1

La mente gana partidos. Andaba Rafael Nadal jugando un encuentro malo, sufriente y empinadísimo, falto de vuelo y sin las señales que le caracterizan: solidez, gestión impecable de los momentos clave, y trabajado brillo. Andaba así el número uno, con Novak Djokovic empeñado en alargar la tercera y definitiva manga de la final de Montecarlo, cuando aquello dejó de ser un partido. Fue un duelo de voluntades. Un trofeo decidido sin raqueta y con el deseo como camino. Nadal sufrió diez minutos y tres bolas de break para mantener su primer servicio (1-0). Rompió el de Djokovic por puro instinto (2-0). Perdió su saque cuando ya lo daba todo por decidido (2-1). Y ahí, en lugar de sentirse abrumado por la ocasión perdida, impuso su tenis de trazo fuerte y ánimo infinito: ganó cuatro juegos seguidos, y con ellos su quinto título de Montecarlo consecutivo. El número uno estuvo regular y por momentos pareció perdido. Dio igual. Cuenta con un arma que no admite desafíos (6-3, 2-6 y 6-1 en 2h43m). Su mente es puro granito.
Fue un partido para el psiquiatra. Una batalla sin caudillos. Djokovic pareció ceder cuando perdió el servicio en el primer set (4-3). El serbio reaccionó dimitiendo: pidió la asistencia del fisioterapeuta, dolorido en la espalda, y dejó un rato largo de tomarse en serio el partido. El 'número tres' perdió ocho de los diez últimos puntos del primer set, y lo cedió por 6-3. Cuando volvió al encuentro, sin embargo, transmitió todos los síntomas de un tenista crecido. Ganó la segunda manga por 6-2, y dejó la final en el tobogán continuo del tercer y definitivo parcial, ganado por Nadal.
Esta es la radiografía de Djokovic al comienzo del partido. Rehuyó los peloteos y propuso un partido a dentelladas. El serbio estuvo lento, mal posicionado, sin tiento para medir las distancias y siempre entregado a Nadal. Su nula actividad de piernas resumió ese periodo. Su abuso de las dejadas, la desesperación de su propuesta. Y su lenguaje corporal, cabeza gacha y sonrisa irónica, su poca predisposición para discutirle nada al número uno del mundo. Este es el Djokovic del resto del partido: un tipo 'echaó palante'. Un tenista valiente, corajudo y con el ardoroso impulso de su amor propio. Un jugador poderoso con la derecha, inteligente en la mezcla de alturas de sus golpes, para evitar que Nadal entrara en ritmo, y, sobre todo, con las piernas listas por fin listas para construir adecuadamente el punto.
¿Qué pasó en medio? Que Nadal estuvo horrible con el saque -perdió los dos primeros juegos al servicio -, y que Djokovic descubrió una mina en las condiciones de juego. Con la humedad disparada en Montecarlo y la amenaza de lluvia arañando la final, la pista se convirtió en una playa mojada. Esas circunstancias asesinaron al gigante. Sin arena seca ni sol, el top spin de Nadal, su famoso efecto curvado, el gigante de seis metros, que le llaman, acabó empequeñecido, casi enano. No subió la pelota hasta la frente de Djokovic, como acostumbra, y eso lo convirtió en un golpe abordable. Más para un tenista como el serbio, con un juego de fondo de pista impecable.
No fue suficiente. Con el partido en el fango, Nadal no admite desafíos. Ya tiene 14 títulos masters, a tres de los 17 de Andre Agassi, el que más tiene. Roland Garros arranca a finales de mayo. El número uno del mundo buscará su séptimo 'grande' en su reino más querido.
Nadal: "Ganar cinco veces aquí es un sueño"
Micrófono en mano, con un cheque de 434.000 euros y mil puntos en la clasificación, el español Rafael Nadal expresó hoy que ganar de nuevo en Montecarlo era un auténtico sueño. "Me encanta jugar aquí", dijo Nadal flanqueado por el príncipe Alberto II en la entrega de trofeos, con la misma calma y serenidad con la que destrozó al serbio Novak Djokovic en la final del Principado. "Y ganar cinco veces aquí es un sueño para mí", expresó. El español agradeció a todos los aficionados el apoyo recibido, y felicitó a Djokovic por su trabajo. Al serbio, resignado, le salió del alma una frase para la historia: "Rafa eres increíble". "Espero el próximo año hablar en francés, no lo he progresado suficiente", bromeó Djokovic, quien se tuvo que conformar con un cheque por 203.000 euros y 600 puntos, y asumir una realidad: por el momento no es capaz de ganar al español en tierra batida.
J. J. MATEO 19/04/2009
EL PAÍS

No hay comentarios: