Rastro Oculto (2008)
Precedida por un buen batacazo en la taquilla (28,6 millones de dólares), llega a nuestras pantallas ‘Rastro Oculto’, nueva película de Gregory Hoblit (’Frequency’), y que con sólo verla una vez ya sabe uno a qué tipo de público va dirigida, y no me equivoco mucho si digo que tampoco es tan amplio.
Si bien el director fue uno de mis preferidos hace años, cuando ‘Fallen’ y ‘Las Dos Caras de la Verdad’ conseguían algo muy distinto a lo hecho hasta la fecha, su declive evidente hacia productos mucho más previsibles y menos rebuscados (’Fracture’) ya presagiaba que terminaría realizando el típico suspense que no arrastra público a las salas, mucho más ávido de gastar su dinero en algo más espectacular, o al menos diferente.
El caso es que tampoco es tan merecido el varapalo sufrido por la falta de espectadores, y es que ‘Rastro Oculto’, sin ser un peliculón de esos con mayúsculas, es un thriller aceptablemente construido (y soy muy indulgente) y que a ritmo galopante nos cuenta, sin añadir demasiadas sorpresas, la historia de toda la vida entre asesino y agente del FBI que lo persigue. El problema es que si cambiamos a Diane Lane por el Grissom de ‘CSI’ el resultado sería el mismo, y eso ya lo tenemos gratis por Tv.
Sin aportar nada nuevo al género, y sin pretender ni siquiera dejar al espectador boquiabierto, Hoblit nos deja en bandeja un film facilón, medianamente entretenido y con un final al estilo moraleja que a muchos contenta…pero que a mí me cabrea a más no poder.
Jennifer Marsh (Lane) es una agente del FBI encargada de la división de crímenes por internet, y que como mucho termina metiendo entre rejas a ciber-piratas que roban dinero de cuentas. Cuando la web ‘killwithme.com’ comienza un juego cruel y sanguinario auspiciado por miles de visitantes on-line, la agente se verá envuelta en una carrera en busca del asesino, y en la angustia de ver cómo sus allegados son objetivo del sanguinario asesino.
La estructura de la película no puede ser más típica y más parecida a uno de esos telefilms que nos dejan en sopor las tardes de los sábados. Tras las primera escenas donde se nos muestra el ritmo de trabajo de la agente Marsh y cómo lo compagina con el cuidado de su hija, el macabro juego del misterioso asesino nos saca de la rutina…hasta que Hoblit decide desvelar el misterio y dejarnos tan sólo expectantes a saber las razones del homicida para montar la que monta. Malísima jugada. Así el director lo único que hace es mantener al espectador con la única curiosidad por ver el nuevo ‘jueguecito’ del asesino, y eso no es bueno en un thriller, ya que pasamos por olvidar por completo a los protagonistas, y la intriga cae en picado.
El recurso de la tortura tampoco ayuda demasiado. No miento si digo que lo único que me empuja a salvar el film de la quema auténtica son las tres escenas que son mezcla de ‘Hostel’ y de la maldita saga ‘Saw’. Sin llegar a ser repulsivas del todo, la influencia del ‘puzzle’ es evidente, y como técnica para evitar el aburrimiento total es algo repetitiva, pero qué queréis que os diga, una buena masacre siempre levanta un film, por muy torticera que sea. Esto es lo único original de la cinta, y si a vosotros no os lo parece, estáis perdidos, porque el resto es predecible a más no poder.
Diane Lane suele ser un sobreseguro en este tipo de producciones, y sin duda le dota una contundencia que no tendría la película en caso de haber echado mano de otra actriz menos resolutiva, pero aceptemos que el guión es de lo más básico que se ha visto este año, y el lucimiento es escaso. Colin Hanks, hijísimo de la superestrella de igual apellido, da la réplica al personaje principal como el requetesabido ’side-kick’ de la protagonista y futuro decidido. El resto del casting, sin peso ninguno en el argumento, pasa sin pena ni gloria en un mar de frases incoherentes.
Este mix entre serie televisiva de Jerry Bruckheimer (’CSI’, ‘Sin Rastro’) y la nueva tendencia de mostrar una tortura por encima del clásico asesino slasher (’Hostel’, ‘Turistas’, ‘Saw’) será recibida de buen agrado por aquellos que adoran el esquema sencillo y sin complejos de la ristra de películas que Ashley Judd protagonizó hace unos años, aunque ‘Rastro Oculto’ pretende dejar otro tipo de huella: la crítica feroz a quienes pasamos horas frente al ordenador y (parece ser) terminamos convirtiéndonos en caníbales sin escrúpulos.
Como dije antes, este tipo de ‘moralejas’ me sacan de quicio
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