sábado, 31 de enero de 2009
Me golpean las palabras
Me golpean las palabras,
© Tejonegro
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Etiquetas: Poesía Ajena
ASI ME SIENTO YO
posteado por Romana
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Etiquetas: Poesía Ajena
viernes, 30 de enero de 2009
Pajarillo y su Aliento...
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Etiquetas: Fotografía
Pajaro Azul
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Etiquetas: Fotografía
Ave de pesca submarina
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Etiquetas: Fotografía
jueves, 29 de enero de 2009
Tiburones de caza
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Etiquetas: Fotografía
miércoles, 28 de enero de 2009
Tiro con Arco - ¿Cuántas flechas pueden lanzarse por minuto?
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Etiquetas: Deportes
Tiro con Arco - ¿A qué distancia están los blancos en una competición oficial?
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Etiquetas: Deportes
martes, 27 de enero de 2009
lunes, 26 de enero de 2009
domingo, 25 de enero de 2009
sábado, 24 de enero de 2009
Rastro Oculto (2008)
Si bien el director fue uno de mis preferidos hace años, cuando ‘Fallen’ y ‘Las Dos Caras de la Verdad’ conseguían algo muy distinto a lo hecho hasta la fecha, su declive evidente hacia productos mucho más previsibles y menos rebuscados (’Fracture’) ya presagiaba que terminaría realizando el típico suspense que no arrastra público a las salas, mucho más ávido de gastar su dinero en algo más espectacular, o al menos diferente.
El caso es que tampoco es tan merecido el varapalo sufrido por la falta de espectadores, y es que ‘Rastro Oculto’, sin ser un peliculón de esos con mayúsculas, es un thriller aceptablemente construido (y soy muy indulgente) y que a ritmo galopante nos cuenta, sin añadir demasiadas sorpresas, la historia de toda la vida entre asesino y agente del FBI que lo persigue. El problema es que si cambiamos a Diane Lane por el Grissom de ‘CSI’ el resultado sería el mismo, y eso ya lo tenemos gratis por Tv.
Sin aportar nada nuevo al género, y sin pretender ni siquiera dejar al espectador boquiabierto, Hoblit nos deja en bandeja un film facilón, medianamente entretenido y con un final al estilo moraleja que a muchos contenta…pero que a mí me cabrea a más no poder.
Jennifer Marsh (Lane) es una agente del FBI encargada de la división de crímenes por internet, y que como mucho termina metiendo entre rejas a ciber-piratas que roban dinero de cuentas. Cuando la web ‘killwithme.com’ comienza un juego cruel y sanguinario auspiciado por miles de visitantes on-line, la agente se verá envuelta en una carrera en busca del asesino, y en la angustia de ver cómo sus allegados son objetivo del sanguinario asesino.
La estructura de la película no puede ser más típica y más parecida a uno de esos telefilms que nos dejan en sopor las tardes de los sábados. Tras las primera escenas donde se nos muestra el ritmo de trabajo de la agente Marsh y cómo lo compagina con el cuidado de su hija, el macabro juego del misterioso asesino nos saca de la rutina…hasta que Hoblit decide desvelar el misterio y dejarnos tan sólo expectantes a saber las razones del homicida para montar la que monta. Malísima jugada. Así el director lo único que hace es mantener al espectador con la única curiosidad por ver el nuevo ‘jueguecito’ del asesino, y eso no es bueno en un thriller, ya que pasamos por olvidar por completo a los protagonistas, y la intriga cae en picado.
El recurso de la tortura tampoco ayuda demasiado. No miento si digo que lo único que me empuja a salvar el film de la quema auténtica son las tres escenas que son mezcla de ‘Hostel’ y de la maldita saga ‘Saw’. Sin llegar a ser repulsivas del todo, la influencia del ‘puzzle’ es evidente, y como técnica para evitar el aburrimiento total es algo repetitiva, pero qué queréis que os diga, una buena masacre siempre levanta un film, por muy torticera que sea. Esto es lo único original de la cinta, y si a vosotros no os lo parece, estáis perdidos, porque el resto es predecible a más no poder.
Diane Lane suele ser un sobreseguro en este tipo de producciones, y sin duda le dota una contundencia que no tendría la película en caso de haber echado mano de otra actriz menos resolutiva, pero aceptemos que el guión es de lo más básico que se ha visto este año, y el lucimiento es escaso. Colin Hanks, hijísimo de la superestrella de igual apellido, da la réplica al personaje principal como el requetesabido ’side-kick’ de la protagonista y futuro decidido. El resto del casting, sin peso ninguno en el argumento, pasa sin pena ni gloria en un mar de frases incoherentes.
Este mix entre serie televisiva de Jerry Bruckheimer (’CSI’, ‘Sin Rastro’) y la nueva tendencia de mostrar una tortura por encima del clásico asesino slasher (’Hostel’, ‘Turistas’, ‘Saw’) será recibida de buen agrado por aquellos que adoran el esquema sencillo y sin complejos de la ristra de películas que Ashley Judd protagonizó hace unos años, aunque ‘Rastro Oculto’ pretende dejar otro tipo de huella: la crítica feroz a quienes pasamos horas frente al ordenador y (parece ser) terminamos convirtiéndonos en caníbales sin escrúpulos.
Como dije antes, este tipo de ‘moralejas’ me sacan de quicio
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Etiquetas: Cine
La Noche es Nuestra (2008)
James Gray vuelve a tirar de un tríptico que le encanta, Phoenix, Whalberg y Nueva York, protagonistas absolutos de su anterior película, ‘La Otra Cara del Crimen’ que vista desde la distancia (se estrenó en el 2.000) se me antoja más que correcta. Sin embargo mucho ha llovido desde entonces, y el género policíaco se ha ido renovando y transformando en estos últimos años, dejando propuestas tan impactantes como ‘Infiltrados’ o llenas de mezcolanza entre lo añejo y lo nuevo como ‘American Gangster’.
Preñada de convencionalismo y con una puesta en escena sobria y correcta, ‘La Noche es Nuestra’ es una muy buena película de género, entretenida, para que discutirlo, pero de la que nadie puede decir que se presenten sorpresas durante el camino. Es una pena que la previsibilidad en su argumento y una final atolondrada eviten que podamos hablar de algo redondo.
Ambientada en el Nueva York de los 80, la cocaína inicia su recorrido ‘triunfal’ por la sociedad de la época, sin que la Policía puede parar tan implacable ascenso en la criminalidad. Bobby Green (Joaquín Phoenix), encargado de ‘El Caribe’, una de las discotecas de moda, se verá en medio de una guerra que enfrenta a su ‘nueva’ ( y oscura) familia y a la natural, conformada por un hermano policía, Joseph Grusinsky (Mark Wahlberg), heredero del legado de un padre autoritario y jefe del departamento (Robert Duvall). Cuando finalmente Bobby se ve atrapado, éste y su novia Amada (Eva Mendes) deberán decidir el lado correcto y las consecuencias que ello conlleva.
Pre-estrenada en el pasado Festival de Cannes, la cinta no se llevó demasiados aplausos, y lo recuerdo ya que su lanzamiento se hizo con visos a recibir alguna nominación de la Academia, cosa que finalmente hemos comprobado no ocurrió. No quiero decir que la película no sea buena, pero la falta de originalidad del guión no puede suplirse con unas interpretaciones que salvan los platos de forma holgada.
Así, Gray no engaña a nadie a base de una historia que nos han contado en bastantes ocasiones y que pese a ello, seguirá repitiéndose en sucesivos años. El concepto de ‘infiltrado’, del bien y del mal, del lado correcto y de los lazos familiares que pesan sobre el resto de cosas son elementos indispensables en una buena película policíaca, donde no debe faltar la acción y las bajas. Sin embargo, en esta cinta abunda más el plano personal que el espectáculo balístico, mostrando la desesperación del protagonista envuelto en una madeja infinita a través de un crecimiento personal, que a mi se me antoja algo acelerado e inconexo.
Se que el director tiene dos horas para contar lo que pretende, y en cierto modo Gray cumple de sobra con hacerlas entretenidas al espectador, pero nos faltará ese regusto de algo más consistente y menos cómodo. Podemos contar tres las escenas potentes del film: la incursión de Bobby en el negocio del malvado Vadim, la persecución bajo la lluvia y la redada final, suficientes para no provocar el hastío en la butaca, pero ni mucho menos dejarán huella en la retina de quienes buscamos clásicos en estos tiempos.
Con todo ello, y centrando la atención en el devenir de los personajes, finalmente la superficialidad es algo que Gray debería haber eliminado. Sin ánimo de ser quisquilloso, la ‘conversión’ del protagonista principal de hortera de discoteca a ángel redentor es demasiado forzada, restando credibilidad al personaje y obligando al resto del elenco a seguir a paso rápido de una posición a otra que yo no llego a creerme. Quizás éste único punto es el que me haya dejado más desinflado, y es que tras unos primeros 15 minutos que prometen al máximo, ‘La Noche es Nuestra’ vuelve a caer en la maldición del guionista que quiere contar mucho y al que no le dejan el tiempo suficiente.
El reparto es sin duda el punto fuerte de la cinta. Joaquín Phoenix vuelve a estar espléndido en un papel (hombre atormentado y débil emocionalmente) que casi siempre resuelve de forma satisfactoria, aunque la última parte del guión, con frases algo manidas, acaba por pasarle factura y resulta algo sobreactuado. Mark Whalberg estaba infinitamente mejor en ‘Infiltrados’ en un papel casi idéntico, y Eva Mendes por fin demuestra que no todo es enseñar escote, a pesar de que su salida abrupta de la historia no es la mejor manera de lucirse en pantalla. Quien se sale es Robert Duvall, por muy pocas líneas que tenga. Una apuesta segura que ningún director pasa por alto.
En fin, ‘La Noche es Nuestra’ no es ninguna pérdida de tiempo y cumple con el binomio de entretenimiento y trama, pero es predecible de cabo a rabo, dejando a los amantes del thriller policíaco satisfechos con la puesta en escena pero tremendamente decepcionados con la falta de ideas y un regusto a refrito que no pasa del A+B+C.
Al menos el resultado final es infinitamente mejor que su póster USA…
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Etiquetas: Cine
¿Beben la leche de vaca en la India?
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Etiquetas: Gastronomía
viernes, 23 de enero de 2009
Las modelos en portada de revistas son una fantasía
Que no se malinterprete, no es una queja moralina, no me parece del todo mal, y cada publicación hace lo que quiera con sus modelos. Al final es una imagen, una representación de “algo” (¿belleza?) usando una persona que está de acuerdo con la manipulación y que cobró por ser fotografiada. El problema es cuando la sociedad y la cultura empuja a las personas “normales” y a verse de esa forma en el MundoReal, donde no existen los photoshopazos.
Algunas anotaciones relacionadas:
· La portada con E-Ink de la revista Esquire
· 15 mejores portadas de revistas desde 1960
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Etiquetas: Fotografía
jueves, 22 de enero de 2009
¿Tiro al Blanco - Quién ha sido el medallista olímpico de más edad?
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Etiquetas: Deportes
ME CANSE DE ROGARLE -- VICENTE FERNANDEZ
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Etiquetas: Canciones
Cuatro vidas
Cuatro vidas que no tienen ningún interés
‘Cuatro vidas’ (traducción libre del original ‘The Air I Breathe’) es otra historia que enlaza como quiere las vidas de cuatro personajes que se mueven entre la tristeza y la fatalidad, y que están interpretados por Forest Whitaker, Brendan Fraser, Sarah Michelle Gellar y Kevin Bacon. Son, respectivamente, la felicidad, el placer, el sufrimiento y el amor. Dirigida y escrita por Jieho Lee, la película da la sensación de ser un videoclip, un espectáculo vacío que no capta la atención del público porque en ningún momento se esfuerza en conseguirlo.
La película intenta unir, con un nexo muy débil, las historias de cuatro personajes que, por lo general, salen muy mal parados y que, de una forma o de otra, están condicionados por un gángster al que llaman Dedos, interpretado por Andy García en el tipo de papel en el que se siente más cómodo: el de mafioso fanfarrón, que a día de hoy da más sensación de caspa que de otra cosa. No hay trama, porque se pretenden contar tantas cosas en los veinte minutos que se le dedica a cada uno de los personajes que todo resulta gratuito. ‘Cuatro vidas’ es el culmen de lo artificial, de aparentar que hay mucho contenido cuando en realidad no hay ninguno. Los actores debían de saberlo, porque un actorazo como Forest Whitaker está aquí muy flojo, en una historia ridícula sobre un hombre infeliz que hace una gran apuesta en una carrera de caballos. Luego llegamos a la historia de un matón (Brendan Fraser) que es capaz de predecir el futuro y no puede cambiarlo. En el momento en el que se encarga de cuidar al insoportable sobrino de su jefe (Emile Hirsch), todo cambia. Por otro lado, Trista (Sarah Michelle Gellar) es una diva del pop que siente cómo su figura es un objeto al servicio de la fama y el márketing, y por último, se relata cómo un doctor, en medio de una crisis existencial porque su amor de toda la vida (Julie Delpy) se casa con su mejor amigo, busca desesperadamente un donante de sangre excepcional.
‘Cuatro vidas’ tiene algunas virtudes, y algún que otro giro está suficientemente aprovechado, pero en su mayoría es un telefilm muy adornado, con interpretaciones muy poco convincentes (sólo salvo a Kevin Bacon, y por poco), discreta música y argumento rebuscadísimo y por tanto inverosímil. Lo peor es que jamás conecta con el espectador, y es imposible identificarse con algo. Todos los que piensen que ‘Crash’ no era para tanto (me incluyo en este grupo), pueden ver cómo aquella película es una obra maestra comparado con este despropósito. Pasa como con ‘The Dead Girl’, una película muy similar. Se tambalea constantemente entre vidas carentes de interés, y se llega a los créditos finales con la sensación de no haber visto una película de calidad como a priori podía parecer. Es una película hecha con prisas, con un guión muy pobre y con una falta alarmante de intenciones concretas.
Se hace pesada, casi interminable sobretodo cuando nos convencemos de que la película es mala y por mucho que se divida en capítulos, todos son igualmente tediosos. ‘Cuatro vidas’ es una decepción, que por su reparto y su propuesta daba augurios de ofrecer algo mucho mejor, algo que mereciese la pena. Jieho Lee ha dirigido y escrito una película antipática, aburrida y hasta pretenciosa. Desaconsejable.
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Etiquetas: Cine
miércoles, 21 de enero de 2009
Ahora cuelgan los huesos descarnados
Va pasando septiembre y la dehesa
El esqueleto cuelga de una soga de esparto
El ahorcado no mueve al llanto ni ala risa
Con la luna sus huesos rezuman humedad
Escrito por Musaraña
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ALGÚN DÍA ENCONTRARÉ UNA PALABRA...
Hallaré una palabra
Roberto Juarroz
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A UN IMPOSIBLE
Iré muy lejos de tu vista grata
Entonces, al caer desfallecido
Ramón López Velarde
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Etiquetas: Poesía Ajena
martes, 20 de enero de 2009
EL BUSTO DE NIEVE
Cuanto más con el busto el cuerpo unía,
En tus luchas ¡oh amor de quien reniego!
Así te pasa a ti, corazón mío,
Ramon de Campoamor
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Etiquetas: Poesía Ajena
LOS ÁNGELES MUDOS
por Rafael Alberti
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Etiquetas: Poesía Ajena
Tu fogón será un laboratorio
Será el año de la consolidación de la vanguardia gastronómica española y del matrimonio entre cocina y ciencia. Frente a la crisis, la creatividad se presenta para 2009 como la mejor arma, junto al afán de renovación de las bases tradicionales, sumada a la conciencia medioambiental y el interés por el producto.
La alta cocina desciende al campo de batalla con los 'gastrobares'
Dos fundaciones investigan al servicio de la alimentación saludable.
- Madrid Fusión.
Se debatirá mucho sobre las fronteras del riesgo y la transgresión, caos y orden en la sala, la informatización de los locales, cómo afrontar la crisis, el futuro de los restaurantes... La estrecha colaboración entre científicos y cocineros y conceptos polémicos como la cocina molecular serán abordados por sus titulares más famosos: Ferrán Adrià, Andoni Luis Aduriz, Heston Blumenthal y el estadounidense Harold McGee. El país invitado será México.
http://www.madridfusion.net/
- Tokio Taste.
http://www.tokyotaste.net/
- El hiperactivo mundo Bulli.
- Reflexión y sensaciones.
- 'Gastrobares'.
Pero se necesita cantera, no todo es poner un restaurante gastronómico y de alta gama -reconocen las figuras mediáticas-. La renovación de la cocina tradicional se presenta como opción laboral y creativa frente a la crisis. Más que piruetas para sorprender, se impondrá una reflexión sobre lo logrado en los últimos 10 años, que es mucho.
- Laboratorios activos.
- Vanguardia en el supermercado.
- ¿Desestrellados?
ROSA RIVAS - Madrid
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Etiquetas: Gastronomía
lunes, 19 de enero de 2009
John Coltrane - Alabama - Jazz Casual
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Etiquetas: Canciones
Tennis mimes (Michel Courtemanche and Mirco Nontschew)
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Etiquetas: Humor
domingo, 18 de enero de 2009
Tiger Woods swing vision swingplex
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Etiquetas: Deportes Golf
El misterio de los cristales gigantes
El más espectacular ejemplo de armonía cristalina estaba oculto en una montaña minera en el desierto mexicano de Chihuahua: la Cueva de los Cristales Gigantes de Naica. Un lugar mágico, una catedral de cristales construida por la naturaleza que he tenido el privilegio de estudiar. Un escenario propio de El retorno de Superman, la película en la que el ambicioso Lex Luthor le exige al alma cristalizada de Jor-El que le revele el secreto del conocimiento: "Cuéntamelo todo. Empieza por los cristales". Les contaré todo. Empezaré por los cristales.
Sostenía Salvador Dalí que la diferencia entre el Juan de Pareja de Velázquez y la mejor fotografía de Juan de Pareja eran siete millones de dólares. Parafraseando al genial pintor podemos afirmar que la diferencia entre un trozo de carbón amorfo y un cristal de carbono, es decir, un diamante, es exactamente la fortuna que valga el diamante. Ambos no son otra cosa que un montón de átomos de carbono, pero ¿cuál es la diferencia que hace al diamante duro, bello e imperecedero? El orden. Exclusivamente el orden. En el vidrio amorfo, los átomos están distribuidos sin regla alguna; en un cristal están dispuestos en un orden perfecto. Ese orden es el que confiere a los cristales la belleza propia de sus formas lineales, sus ángulos perfectos y constantes, su lustre y sus colores.
Fascinado por esa belleza andaba yo estudiando el origen de los grandes cristales de yeso de la Segóbriga romana, un misterio aún no desvelado. Gracias a un viejo libro de mineralogía, yo sabía de la existencia de una gruta con este tipo de cristales que fue descubierta en 1910 en la mina mexicana de Naica, y hasta allí me dirigí en el año 2001 buscando inspiración para mis estudios.
Sitúense, estamos en Chihuahua, al norte de los Estados Unidos de México, al sur de Delicias, junto al río Conchos que serpentea ya hasta el río Bravo. Tal como han adivinado, están rodeados por el paisaje inhóspito de los westerns, porque, efectivamente, avanzamos por lo que era territorio apache en el siglo XIX, ahora rodando por una carretera de asfalto hacia la única sierra que da sombra al desierto, lo que en la lengua de los indios tarahumara se dice naica: hacia la sierra de Naica. Allí, la compañía Peñoles explota una de las minas más importantes de México, que lleva dando plata, plomo y zinc desde hace doscientos años. La explotación tiene dos tiros verticales, pero a la mina se accede también por una rampa, la rampa de San Francisco, una carretera de unos cinco metros de diámetro que, entubada en la roca, desciende helicoidalmente hasta las profundidades del frente de mina, situado hoy a unos inquietantes 820 metros de profundidad. Por la rampa de San Francisco bajé la primera vez que visité Naica acompañado por Roberto Villasuso, su ingeniero jefe de exploración. En el nivel -120 estaba la cueva que andaba buscando con los cristales de yeso. Es un bellísimo corredor con todas las paredes cubiertas de cristales de yeso, como dagas amenazantes, entre los que destacan algunos cristales de hasta un metro de tamaño que en forma de ramillete florecen desde el suelo. La habían llamado la Cueva de las Espadas.
Pero me esperaba una sorpresa. Roberto quería enseñarme una nueva cavidad, que había sido descubierta unos meses antes, en abril de 2000, cuando los hermanos Eloy y Javier Delgado abrían una nueva galería en el nivel -290 y, asombrados de lo que vieron tras la pared que habían horadado, detuvieron los trabajos de perforación, avisando a los responsables de la mina. Gracias a esa cadena de profesionales, hoy podemos disfrutar de lo que ellos llamaron la Cueva de los Cristales. Cuando entré por primera vez en la cueva me sorprendió un golpe de calor húmedo que empañó los vidrios de mis gafas y me dejó aturdido. Al recuperarme me di cuenta de que me encontraba delante del mayor espectáculo del mundo mineral. La cueva tiene unas dimensiones de unos 35 metros de largo por 20 de ancho y una altura media de unos ocho metros. Su suelo, como también parte de las paredes y el techo, estaba cubierto de enormes bloques cristalinos de nuestra altura, de los que salían cristales como grandes vigas de más diez metros de longitud atravesando la cueva con su arrogante geometría mineral.
Comencé a sonreír y terminé a carcajadas y saltando de alegría. Como cristalógrafo, la sensación que tenía era, me imagino, la misma que cuando tu equipo de fútbol gana un gran trofeo. Yo me había costeado mi doctorado creciendo grandes composiciones de cristales para decoración, junto con mis colegas Juan Luis Martín-Vivaldi y Manolo Prieto, en un sótano del barrio madrileño de Malasaña. Sé, pues, lo que es crecer cristales del tamaño de una olla de cocina y sabía que no había limitación. Sólo se necesita espacio, tiempo y una fuente continua de material suministrada muy poco a poco. Por supuesto, en esa primera visita a Naica volví a entrar muchas veces a la cueva. Le prometí a Roberto -que conoce como nadie la geología de la mina de Naica- explicar con su ayuda el misterio de esos cristales gigantes; pero, cuando me iba, ya sabía que la pregunta a responder no era por qué son tan grandes, sino por qué son tan pocos.
Volví a Naica con mis colegas Àngels Canals y Carlos Ayora, expertos en minerales y en química de las aguas, para investigar con detalle el problema. El trabajo no fue fácil porque la temperatura de la cueva ronda los 50 grados centígrados, con una humedad superior al 90%. Imagínese usted en un baño turco, pero saltando entre cristales, intentando apoyarnos delicadamente para no alterar su belleza; midiendo ángulos; tomando nota de formas, de características de sus caras, de temperatura y humedad, de transparencia; buscando detalles aquí y allá que nos dieran información para desvelar ese misterio. A veces el aire te quemaba tanto -no sólo las fosas nasales y la garganta, sino el interior del cuerpo- que nos obligaba a huir de inmediato de ese horno. Por eso, cada vez que entrábamos, uno de nosotros se quedaba fuera cronometrando el tiempo y avisando cada ocho minutos para que los que estaban dentro abandonaran la cueva. Una norma que evitó que tuviéramos algún problema durante los tres años que duró el estudio de campo, que hicimos a cuerpo, sin trajes especiales. Mereció la pena porque logramos crear una teoría para su formación.
La historia comienza hace más de treinta millones de años, cuando una intrusión de magma caliente ascendió empujando las rocas calizas de la sierra de Naica y las preñó con un fluido ácido y caliente cargado de metales, creando los minerales de plomo, plata y zinc que hoy se extraen de la mina. En las etapas más tardías de esa mineralización, cuando la temperatura rondaba los 250 grados, se formó un mineral de escaso valor económico, pero que fue crucial para la formación posterior de los cristales gigantes de yeso. Ese mineral es la anhidrita.
Esa intrusión magmática se detuvo en su ascenso a unos tres kilómetros de profundidad, y su rescoldo o el de otra más tardía es el que aún calienta la roca y las aguas que empapan la sierra de Naica. A medida que la intrusión magmática perdía fuerza, la temperatura de la roca siguió bajando. El momento crítico ocurrió cuando la montaña se enfrió por debajo de la temperatura a la que la anhidrita deja de ser estable para transformarse en yeso, teóricamente a 58 grados, aunque nuestros estudios están refinando ese dato. Nuestra hipótesis de trabajo era que entonces, en ese mundo subterráneo, el agua comenzó a disolver lentamente la anhidrita, y las aguas se cargaron de sulfato y de calcio y con el tiempo se formaron cristales de yeso. Los análisis isotópicos de Carlos Ayora en el Instituto Jaume Almera comprobaron que las moléculas de los cristales de yeso eran originariamente las de anhidrita y las mismas de las aguas actuales, lo que apoyaba nuestra hipótesis. Además, los análisis químicos de esas aguas nos decían que, efectivamente, actualmente se debería de estar disolviendo anhidrita y formando yeso. Pero aún nos faltaba algo más para demostrarlo.
Hace mucho tiempo, alguien que sabía poner nombres llamó selenita al yeso cristalizado. La cámara de Javier Trueba ha captado de forma impecable el lustre de luz de luna que arrojan los cristales de yeso de Naica, que alude a la diosa griega Selene. El origen de ese lustre es aún ignoto. Yo creo que proviene de multitud de pequeñísimas cavidades en el interior del cristal que están rellenas del propio líquido que lo formó. La idea surgió de una alucinación. Cuando el calor de la cueva impedía que el oxigeno llegara al cerebro, aquellos cristales gigantes de selenita se me figuraron grandes barras de hielo como las de las neverías de mi infancia, sólo que cuando los tocaba no estaban fríos como esperaba en mi ilusión. Fuera de la cueva comprendí que era eso. Esas pequeñas cavidades con líquido en los cristales encerraban, como el mensaje en la botella que un día arrojara un náufrago al océano, una información preciosa para comprender cómo se formaron. Ahí fue Àngels Canals quien buscaba, y nos hacía buscar a todos, muestras con burbujas suficientemente grandes para estudiarlas en su laboratorio de la Universidad de Barcelona. Allí determinó que las aguas en las que se formaron los cristales no eran ácidas como las que mineralizaron la plata y el plomo que se extraen en la mina, sino más parecidas a las que ahora fluyen por el interior de la montaña de Naica, lo que apoyaba definitivamente los análisis de Carlos Ayora. Pero, aún más, sus ensayos nos decían que los cristales se formaron a una temperatura alrededor de los 56 grados, justo por debajo de la temperatura a la que teóricamente se empieza a formar el yeso. Los cálculos realizados con Fermín Otálora, de mi laboratorio de Estudios Cristalográficos en Granada, demostraban que, efectivamente, en ese escenario sólo se habrían formado muy pocos cristales. Si la temperatura hubiera bajado más se habrían formado muchos más cristales más pequeños, que fue lo que pasó en la Cueva de las Espadas, casi 200 metros más somera y, por tanto, más fría. Este mecanismo autoalimentado, en el que el sulfato y el calcio que perdía el agua al formarse el yeso los ganaba al disolverse la anhidrita, suministraba materia a los cristales para crecer, lenta pero indefinidamente, en las cavidades que el flujo del agua iba creando a favor de las fallas del terreno. Ahí estuvieron ocultas hasta que las labores mineras las sacaron a la luz.
Si los cristales de yeso no tienen ninguna utilidad hoy día, entonces ¿por qué es importante Naica? Pues por lo mismo que las pirámides de Egipto o el cañón del Colorado. Naica es un escenario único, además del mejor exponente de la armonía natural del mundo geológico. Pero esos cristales, por muy hermosos que parezcan, no son nada fuera de Naica. Los he visto expoliados de la Cueva de las Espadas en distintos museos y en colecciones privadas, y están muertos. Lo que hay que conservar es Naica como una localidad de interés geológico, como una maravilla del mundo mineral. Si nuestra teoría de formación es correcta, en el interior de la montaña de Naica deben existir otras grandes cavernas cristalinas aún ocultas. Es ese conjunto de cavernas lo que hace de Naica un emplazamiento único, la Capilla Sixtina de la cristalografía, la morada oculta de Selene y también un lugar en el que Superman se sentiría como en casa.
Ya se ha dicho que es el orden el que marca la diferencia entre el cristal de rubí del anillo y el vidrio rojo de bisutería. ¿Por qué entonces confundimos los términos cristal y vidrio? La confusión tiene mucho que ver con esta historia. Aunque en la Roma republicana dominaban la tecnología del vidrio, aún no sabían fabricar el vidrio plano; por tanto, los vanos de sus palacios, de sus termas y de sus invernaderos los cubrían con rocas translúcidas como el alabastro. Pero el material más sofisticado, el más chic, eran las piedras transparentes que se extraían de unos campos de la provincia de Cuenca, que no eran otra cosa que yeso cristalizado: el cristal de Hispania. La palabra cristal es de origen griego, krystallos, y es un término con el que los helenos no sólo nombraban al hielo, sino a aquellos minerales tan transparentes como, por ejemplo, el cristal de roca o el cuarzo de los Alpes, que creían que se formaban por un frío intenso. El yeso transparente de los campos de Cuenca era también para los romanos agua superenfriada; era, pues, cristal, el cristal de Hispania. Cristales de hasta un metro cuya transparencia y tamaño, según afirmaba Plinio el Viejo en su Historia natural, los hacía únicos en el mundo conocido. Ese yeso era fácil de separar en lajas, que se exportaban a través del puerto de Cartagena. De la explotación minera del cristal de Hispania surge el emporio de Segóbriga, que muere de forma natural cuando en la Roma imperial de finales del siglo I se fabrican láminas de vidrio que sustituirían a los cristales de Hispania, y que no sólo le robarían la vida a Segóbriga, sino que también se apropiarían de la palabra cristal para el vidrio sintético. De ahí proviene la confusión que perdura hasta nuestros días. Nadie supo nunca más de esas minas romanas hasta que un grupo de arqueólogos, dirigido por Juan Carlos Guisado y María José Bernárdez, las rescatara para nuestro patrimonio.
JUAN MANUEL GARCÍA RUIZ
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Etiquetas: Geología
sábado, 17 de enero de 2009
Frico Master - El mejor queso del mundo
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Etiquetas: Gastronomía
Desde cuando existen los postres y por qué se sirven al final
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Etiquetas: Gastronomía
viernes, 16 de enero de 2009
99 Sushi Bar, El Japonés de Moda
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Etiquetas: Gastronomía
El Árbol del Amor
...He oído contar la historiade un antiguo y majestuoso árbol, cuyas ramas se extendían hacia el cielo.
Las ramas, como manos extendidas, bendecían a todos los que acudían a sentarse bajo su sombra.
El árbol no sabía que era grande, sólo el hombre es consciente de eso.
La prioridad de lo grande siempre es el ego, pero para el amor nadie es grande o pequeño.
El amor abraza a quienquiera que se le acerque.
Sus ramas eran altas, pero las inclinaba hacia el niño, de modo que pudiera recoger sus flores y sus frutos.
Si te acercas al ego, sus ramas se estirarán aún más hacia lo alto; se pondrá rígido para que no puedas alcanzarlo.
Sanyallana
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Etiquetas: Cuento
jueves, 15 de enero de 2009
Tiro al Blanco - Existen Tiradores ambiciosos
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Etiquetas: Deportes