La Sombra del Reino (2007)
Estreno: 23 de Noviembre.
Por ahí he leído que ‘Jamie Foxx vuelve a actuar en una película de Michael Mann con ‘La Sombra del Reino’. No es Mann, es Peter Berg, pero como si lo fuera.
Berg, un director al que le achacaba yo un estilo más gamberro (’Very Bad Things’) y cuyo sometimiento a las directivas de una producción de mayor presupuesto ha sido clave para adoptar las maneras del Sr. Mann, ha preferido ser más resolutivo que innovador, y eso se refleja en el producto final. Así, el director, con Mathew Carnahan, el guionista de ‘Leones por Corderos’, nos ofrece un pack de acción dosificada, unos movimientos cámara algo mareantes, y un argumento que anda entre los términos de thriller policíaco y denuncia política. Todo con un punto más flojo del que se esperaba.
Tras un devastador atentado en unas instalaciones mixtas de Arabia Saudí, y la muerte de varios agentes americanos, el FBI, reticente de la efectividad de la policía del país y la poca cooperación para aclarar los asesinatos, envía su propio equipo de investigación liderado por Ron Fleury (Foxx) y acompañado por un experto en explosivos (Cooper) y una forense (Garner) a fin de encontrar a los responsables, sin saber que ellos mismos se convertirán en el nuevo objetivo de los terroristas.
A ver, cuando mezclas árabes y americanos uno se esta metiendo en un berenjenal algo peligroso. Nunca se sabe donde vas a dejar como inútiles a unos para demostrar la superioridad de otros, y en este film estaba claro quienes iban a ser los buenos. Por ello, ‘La Sombra’ tiene ese punto de thriller de acción situado en un lugar exótico que tanto gusta, aunque la corrección política obliga a no montar mucho jaleo.
Así, la película, partiendo de una historia interesante, se queda finalmente a medias en lo que uno esperaba: si alguien buscaba un derroche de explosiones y disparos, no hay tanta acción como debería ser, y si alguien quería neutralidad de posiciones, hay más politiqueo superficial del necesario.
El arranque de la película es bastante bueno, hay que decirlo. Tras unos créditos que nos ponen en antecedentes de la relación entre Arabia Saudi y los Estados Unidos desde los años 30, y que te dejan ya metido en la trama, se suceden los 20 minutos más electrizantes de todo el film. Berg coreografía y pone en escena de forma limpia un ataque suicida que deja sin respiración, y estas secuencias serán las únicas que veáis con un enfoque fijo. A partir de ahí, y como era de suponer, todo adquiere cierta calma aparente.
Los trámites burocráticos para aterrizar en tierra hostil y la investigación del equipo de Fleury ocupa toda la segunda parte de la película. Se nota que el guionista ya había practicado con ‘Leones por Corderos’, porque las disputas entre órganos oficiales y su visión del enemigo es calcadita en ‘La Sombra del Reino’, aunque menos cargante. Tras superar el único momento de bajón, nos encontramos con un ‘C.S.I.’ algo confuso y poco desarrollado. Es evidente que encontrar un asesino suicida en Arabia Saudi es más complicado en Nueva York, pero como hay prisa, los interrogatorios y pistas que llevan de un punto a otro se suceden de forma entretenida, lo que no significa que sea coherente. Al menos el parón en la acción principal no se sufre tanto.
Entonces llegamos a la última parte del film, y la más caótica. Berg se suma a la amplia lista de directores que parecen no saber liquidar un fin de fiestas sin provocar un dolor de cabeza. Tras una persecución escandalosa, asistimos a un festival de imágenes borrosas, una cámara loca y falta de enfoques continuos. De lo que se trata es de contar 15 minutos en 2 segundos, y esta práctica sigo sin verla en ninguna película de Scorsese. Ya se que las comparaciones son odiosas, pero ya que tienes que fijarte en alguien a la hora del montaje, fíjate en los mejores, digo yo. De todas maneras, Berg se muestra resolutivo, aunque es el guión el que propicia un final forzado.
Con moraleja política incluida en los últimos segundos, no me explico el porqué de tanto cambio y retrasos a la hora de estrenar la película. Es correcta, no peca de un exacerbado patriotismo barato y si no te empeñas en fulminar un guión que no sabe mezclar de forma perfecta la acción con el contenido social, se hace entretenida en su mayor parte. Hemos visto auténticos bodrios panfletistas como para decir que ‘La Sombra del Reino’ se encuadra en uno de ellos.
Se deja ver, pero tampoco corráis para pillar sitio.
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