martes, 4 de marzo de 2008

Y de mirar el Sena aquel otoño

Y de mirar el Sena aquel otoño
amo hasta la muerte los crepúsculos.

Las rojas hojas de castaño caían.
Latía la calma en nuestros cuerpos.
Y vivimos París como en los sueños.

Mas el sueño es efímero y despertar penoso.
Intentar otro sueño imposible,
ya nunca sería el París de aquel otoño.

Escrito por Musaraña
Villajoyosa (La Vila) 29.09.1989

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