lunes, 31 de marzo de 2008

El Fantasma

No, no sentí miedo, sólo curiosidad. Noche tras noche me despertaron sus ruidos en la cocina. Anoche me levanté, y sin encender la luz, me acerqué en silencio.
Allí estaba, junto a la mesita, era una sombra oscura de la estatura de un niño. No se veía más que eso, un manchón de oscuridad, la silueta de una cabeza, un sólo hombro y un torso delgadísimo.
Sin pensarlo lo sujeté abrazándolo, una voz en mi cerebro gritó:- ¡Soltáme papá! Mientras sentía su espesor de almohadón de plumas intenté encender la luz con un codo.
Él intentaba escurrirse, y en mi cabeza repetía la misma frase. Logré encender la luz. Sólo sentí el frío del piso en mis pies, él ya no estaba.
Me dejó la sensación de haber abrazado un sueño que no fue…. Perdido, sin duda, en la doliente oscuridad de la memoria.
Epílogo
Soñamos. Y quizás todo sea así.Un torbellino incomprensible de dónde todo sale y a dónde todo llega.Un grupo de animales que evolucionan hacia un dónde.O una sucesión deshilachada de torpes fragmentos de nada.
Milton Blanco

1 comentario:

P.Mogica dijo...

Me ha gustado el relato, y el epiteto bastante claro y sabio. Soy nuevo en esto jeje, espero que te pases y eches un ojo a mi otra literatura, saludos!