Allí donde la ciudad es transparente
y la noche muda y hueca
inventaré un decorado de fuentes submarinas
para que el anochecer flote en silencio.
Adivinaré tu rostro
en los rostros ajenos y alejados de otros hombres
y acodada en la ventana de la vida
dejaré que el aire manso y sin destino
lama las heridas de tu ausencia.
Será cuestión de nada, de un instante
y una mano impaciente descubrirá la penumbra
de un anochecer en una nube blanca,
rompiendo en estallidos el alma
de las cosas escritas con letras de ternura.
No olvides,
que al amparo de las noches marinas
tu ausencia
será cómplice de todos mis recuerdos.
Escrito por Musaraña
Benacazón 08.08.1991
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